Lo de Death Grips es violencia en estado puro, violencia hecha arte. Música que te agarra las tripas, te las retuerce y te deja un mal cuerpo tremendo. Y por si no hubieran hecho ya suficiente, en esta nueva entrega se muestran todavía más incisivos y corrosivos. Musicalmente hablando suenan más rockeros y variados que nunca en un trabajo multidireccional en el que amplían horizontes y van a lugares a los que otros no llegan. Se acercan a la delgada línea roja y no solamente la traspasan sino que van mucho más allá. MC Ride está sublime, grita, canta, gruñe, gime, escupe y susurra dependiendo de lo que necesite la canción.
En "Spikes" nos taladran con guitarras como sierras mecánicas, como si Leatherface rockeara mientras planea volar Graceland por los aires; “Giving Bad People Good Ideas” es hardcore punk, como si los míticos Death hubieran vuelto a reclamar su corona de pioneros; “Warping” es un engendro demoniaco de blues/ragga/metal del tercer milenio. Es otra prueba, pero hay más. “Trash” podría ser la banda sonora demente de una película perdida de Dario Argento, si este fuera un nigger de Los Angeles puesto de crack, y “BB Poison” es puro veneno valga la redundancia.
Este disco es la broma definitiva de Andy Kaufman y Frank Zappa desde el más allá, no bromeo. Sigamos. “Eh” es el lado oscuro del "The Life Of Pablo" de Kanye West, pero lo más recomendable es ponerse a todo volumen “Three Bedrooms In A Good Neighborhood” y contemplar asustado y fascinado a la vez como la maldad se introduce en tu interior, dejando a The Prodigy como unos blandengues. Mil estilos tienen cabida en este demoniaco calidoscopio musical, la caja de Pandora musical del año.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.