Zeke se superan en cada nueva entrega sin dejarnos entrever dónde estará el límite. Aunque suponemos que debe quedar poco, porque el nivel alcanzado con “Death Alley” será difícil de superar. Si “Dirty Sanchez” merecía un ocho sobre diez, con este nuevo disco llegan al nueve.
Ahora solamente queda una duda: ¿conseguirán el diez con su próximo disco? En todo caso, la velocidad sigue siendo el elemento principal de sus canciones, aunque en esta ocasión dé la impresión de que han echado algo el freno y han depurado su sonido –que no es tan sucio y áspero como de costumbre-, con lo que podemos distinguir el trabajo de las guitarras, voces y base rítmica. A esa mejora ha contribuido el siempre eficaz equipo de producción que forman Bill Stevenson y Steven Egerton de All, quienes han conseguido que, sin perder un ápice de su contundencia habitual y sin tener que perder a sus antiguos seguidores, Zeke puedan llegar a quienes se deleitan con artistas menos salvajes. Ahora que Motörhead parecen ser referencia ineludible de cientos de bandas, debemos aclarar que son precisamente Zeke quienes mejor rinden pleitesía a la leyenda británica. Escucha los veintiocho minutos que van de “Crossroads” a “Death Alley” y descubre toda la intensidad de estos rednecks del punk rock. Solamente así podrás considerarte un auténtico Zekehead.
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