Después de asimilar a conciencia su estreno en formato largo, queda claro que Deadletter destacan sobremanera dentro de esa maraña de grupos que protagonizan (y reinterpretan) el actual revival post-punk británico. Tras un EP previo de título “Heat!” (To So Recordings, 22) en el cual ya insinuaban maneras, el quinteto liderado por Zac Lawrence presenta su esperado y a la postre apabullante primer álbum: “Hysterical Strength” es un disco especialmente sólido, copado por una docena de canciones que lucen como obra global.
Una referencia en la que la trama responde siempre a un post-punk matizado con ese saxofón que marca la diferencia. Entre otras cosas, porque el aporte queda colocado con frecuencia en primer plano, además de resultar determinante a la hora de definir el pulso de las canciones. Pero, también, porque ayuda a cultivar una imagen sofisticada de la banda hasta situarla en esa sección concreta que acoge a los ahora omnipresentes Fontaines D.C., Yard Act, o los Idles de ese “Tangk” (Partisan, 24) producido por Nigel Godrich. Es la consecuencia de añadir free jazz, avant-garde y pose arty a la receta, bien aderezada ésta sobre unas composiciones de lo más inspiradas.
Un lote que abarca desde el trío inicial formado por “Credit To Treason”, “More Heat!” y “Mother” hasta la final “Auntie Christ”, pasando por el single “Relieved”, “Practise Whilst You Preach”, o las bailables “It Flies” y “Mare Mortal”, ambas con ecos de ska a lo Madness y The Specials. “Hysterical Strength” presume de un sonido potente y agresivo, pero también y de algún modo, matizado y culto. Una dualidad de lo más atractiva y que brilla con luz propia, untada a paladas sobre ese tipo de canción incuestionable y poderosa que da forma al pelotazo que resulta ser la ópera prima de los británicos.
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