Los canadienses llegaban a su cuarto álbum de estudio tras haber decepcionado ligeramente con su “III” del 2009. Parecía que habían perdido parte de la energía y la inspiración que había erigido sus dos primeras obras de estudio en la “opción inteligente” de los seguidores más avispados del punk pop estadounidense. Una alternativa de mayor calidad a los Good Charlotte, Sum 41 o Simple Plan que acumulaban la mayor parte de fans y páginas en prensa. Algo parecido a lo que representó Ten Foot Pole en la generación anterior. “Dead Silence” representa ahora un cierto resurgir creativo, además de saber llevar a buen puerto las referencias al rock más clásico o al hardcore, expresadas de forma dispersa en “III”. En un género que vive de la efectividad, encontrarnos de nuevo con temas como “Viking Death March”, “Surprise, Surprise” o “Crooked Minds” es un recuperado placer.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.