Max Dingel nunca habría estado en una hipotética lista de propuestas de productores realizada por Miss Caffeína. No por falta de ganas de la formación, claro, si no por considerarlo algo casi inalcanzable. Sin embargo, cuando Warner les brindó la oportunidad de trabajar con el productor de grupos como Glasvegas, The Killers o Muse, la banda firmó a ciegas (acertadamente) su evolución hacia un sonido de evocaciones mucho más electrónicas que en sus pasos previos. Muestra de ello son el single “Hielo T” o auténticas descargas de energía preparadas para introducirse en las pistas de baile como “Disfraces” o “Venimos”. Unas composiciones que se conjugan de forma muy natural con elementos sonoros casi folclóricos, que se acercan, incluso, a la copla, como es el caso de “Tormento”, que abre el disco. Una dinámica que, por ejemplo, también sigue el adorno de trompeta de “Gigante”. Hay quien denomina esto como el acercamiento a la madurez de Miss Caffeína, sin embargo, tiene más sentido hablar de evolución puesto que, desde sus primeras maquetas, los componentes de Miss Caffeina han tenido claro que estaban a lo que estaban. A la música.
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