Day And Age

El inicio de “Day And Age” resulta prometedor. “Losing Touch” es un agradable batiburrillo de sintetizadores y saxos que nos transporta a inicios de los ochenta y la época en la que The Human League triunfaba en los charts. Le sigue “Human”, uno de los singles del año, con un estribillo (“are we human, or are we dancer”/“somos humanos o somos bailarines”) que, pese al guiño a Hunter S. Thompson, resulta tan irresistible como estúpido.

El inicio de “Day And Age” resulta prometedor. “Losing Touch” es un agradable batiburrillo de sintetizadores y saxos que nos transporta a inicios de los ochenta y la época en la que The Human League triunfaba en los charts. Le sigue “Human”, uno de los singles del año, con un estribillo (“are we human, or are we dancer”/“somos humanos o somos bailarines”) que, pese al guiño a Hunter S. Thompson, resulta tan irresistible como estúpido. “Spaceman” cierra la colección de ases del disco, con ese toque petardo y adorablemente hortera que tan bien encaja con la figura de Brandon Flowers. Pero, a partir de ahí, la banda de Las Vegas empieza a enredarse en un Dragon Khan de influencias, préstamos y guiños que hacen de la experiencia de “Day And Age” un pastel algo indigesto. A lo largo del festín, no es difícil contemplar The Killers como la versión “nuevo milenio” de Queen. Cuatro macarras, cada uno a su manera y con su propia personalidad, con un cantante carismático que tan pronto se deja como se quita el bigote, expertos en realizar álbumes variados y entretenidos, pero a la vez irregulares. Que no dejan de contener tesoros, pero que quedan emborronados por lo mediocre de muchas de las composiciones que incluyen en ellos. “Day And Age” contiene su propio intento de tema épico, “Goodnight, Travel Well”, con –sonrojantes- guiños a Radiohead, material de relleno como “Joy Ride”, “A Cripping Blow” o “This Is Your Life” y hasta su propio “’39”, el animado y tropical “I Can’t Stay”.