Asumamos que, en ocasiones, tanta sobreexposición a la música y una cierta y consiguiente insensibilidad no nos deja darnos cuenta de lo afortunados que somos por ser contemporáneos a bandas como Fucked Up. Trascendiendo los absolutos del hardcore, su praxis se centra en la heterodoxia para algunos, lo raro y herético para otros. 2011 es el año de su ópera-rock “David Comes To Life”, casi ochenta minutazos de la historia de un chico que trabaja en una fábrica, se enamora y aparece una metanarración con bombas de por medio, convirtiéndose el grito de Pink Eyes en una especie de cámara del Godard de “Todo va bien” o el Petri de “La clase obrera va al paraíso”. Casi nada. Salir indemne de este berenjenal y andar además tocando para la MTV es toda una demostración de salud y personalidad para un grupo que va por libre y sólo juega al despiste para aquellos que todavía creen en ataduras y clichés. “David Comes To Life” tiene mucho más de “Sandinista!” que de poder recuperar para la causa a quienes son críticos con los canadienses, que seguro fantasean con una representación de la historia de David en Broadway...
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