A veces, la evolución natural significa, simplemente, volver a la raíz. Eso es lo que parece haber pensado Conor O`Brien, alma mater de Villagers, con su tercer LP "Darling Arithmetic" (2015), oda al folk-pop contemporáneo, compuesta, producida y remezclada por él mismo, como ya hizo en anteriores trabajos.
Le ayuda a encontrar ese sonido crudo, presente en todo el álbum, su disposición vocal, casi desnuda, muy en la línea de Nick Drake o Fred Neil, a la que se añaden unos arreglos cuidadosamente elegidos e instrumentos (tocados por él mismo) que suman lo justo a unas melodías de por sí expresivas, pintando escenarios a lo Bon Iver.
Canta enteramente al amor y al desamor, nada novedoso en la archisabida fórmula de cantautor que tan bien conoce el irlandés pero que, en él, suena nueva, conmovedora y estimulante. Ahora bien, seguir una línea argumental tan clara no significa que estemos ante un disco plano y manoseado, muy al contrario, navega entre alguna que otra notable sorpresa como la que abre el LP, “Courage”, folk perezoso, lírico y onírico muy en la línea de Phosphorescent o el último tema, “So Naive”, que se desliza a sus anchas por los espesos parajes del espiritual negro. Entre medias, encontramos “The Soul Serene”, con una sublime línea de contrabajo que crea la atmósfera perfecta para rememorar un sonido retro, delicado.. Percibimos también dos o tres temas que van creciendo inesperadamente desde la sobriedad de una guitarra y un piano hasta un espacio casi sacro. A veces, volver al origen, es avanzar.
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