Si hace solo un par de meses era Gaz Coombes quien publicaba ‘Turn The Car Around’ (Virgin, 23), su (acertado) cuarto álbum en solitario, ahora es otro ex Supergrass como Danny Goffey quien entrega disco, concretamente el que es segundo larga duración de su carrera tras ‘Schtick’ (Distiller, 11). Sin embargo, el que fuera (o es, cuando toca la reunión pertinente) batería de los de Oxford firma una obra de perfil sensiblemente diferente al de su colega de banda.
Si Coombes apostaba por una más que notable colección de canciones de aspecto maduro y trabajada a conciencia, Goffey continúa, de algún modo, apelando a aquel espíritu juvenil que convirtió a Supergrass en uno de los grupos más desprejuiciados y divertidos del Britpop. ‘Bryan Moone’s Discopunk’ es un disco de indie-pop con intermitente querencia electrónica, envuelto sin pliegues ni tampoco mayores pretensiones que aquellas que apuntan al disfrute instantáneo, en hedonista papel de regalo. Es en esas coordenadas donde funcionan temas como el explícito “Everybody’s On Drugs”, “Pressure”, el single “Looking After Number One”, el logrado ramalazo power-pop de “The Left Side”, una “Discopunk” que podían haber firmado Bis, o el divertimento final de “The Marrakech Express”.
La referencia incluye media hora de música y un total de once canciones coloridas y animosas que, efectivamente, pueden llegar a conseguir una satisfacción tan inmediata como en realidad (o desde luego) efímera. No hay mucho más que rascar; no cabe buscar aportes adicionales ni en realidad segundas lecturas en torno al presente elepé que, en la práctica, cuenta con algunas piezas más saladas que otras, alejado como parece estar de cualquier tipo trascendencia.
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