Grand Plan

En algún punto entre John Grant, 10cc, Cass McCombs, Wilco y las canciones de rock de frecuencia modulada de los años setenta, encontramos el hueco por el que se cuelan las canciones del tercer disco de este ex alumno del LIPA (Instituto de las Artes Escénicas de Liverpool), una institución de gran prestigio creada por Paul McArtney en su ciudad natal. Dan Croll fue alumno destacado, y además de ganar un premio al mejor compositor del año, fue escogido para hacer una clase cara a cara con el mismísimo señor Beatles. A él, y a aquel momento en particular, parece hacer referencia los primeros versos de “Yesterday”, la canción que abre el disco de manera inmejorable. Les atrapará sin remedio desde el primer segundo.

Oriundo de Liverpool, nuestro hombre reconoce que, al estar la ciudad inundad de referencias, no había prestado la atención que merece la música de los Fab Four por simple saturación. Pero en este disco se quita la espinita recurriendo a ellos como principal fuente de inspiración para melodías y sonidos. Quizás en parte por eso le ha salido el mejor trabajo de su carrera hasta hoy. Es curioso que precisamente su álbum de sonido más beatleniano esté inspirado por la ciudad de Los Angeles y su cambio de residencia temporal allí. Tuvo que irse muy lejos para descubrir sus verdaderas raíces musicales.

A través de estas doce canciones, nuestro protagonista nos habla pues de un año muy concreto de su vida comprendido entre 2018 y 2019, un período decisivo para él en una ciudad que le era extraña. La soledad, la añoranza, el recuerdo de lo que ha dejado atrás y el vértigo ante lo desconocido son los temas centrales de este trabajo. También hay lugar para el amor, el optimismo y el humor. Y hay, sobre todo, emoción en cada nota.

Dan Croll se ha rodeado aquí de un equipo comandado por Mathew E. White, quien ha hecho un gran trabajo. El estadounidense pone su buen hacer al servicio de unas canciones tan bien compuestas como excelentemente arregladas. Todo suena donde tiene que sonar, sin estridencias, haciendo que todo trabaje al servicio de la canción. Como debe de ser. Ejemplo de esta exquisita labor a los mandos de la mesa de mezclas son títulos como “Stay in L.A.”, “Work” o “So dark”, por citar tan solo tres.

“Grand plan” es una obra rotunda, sin fisuras, donde hay cabida para el pop y el soft rock con retazos de folk y americana y donde la voz del inglés suena íntima, veraz, emocionante. No se lo pierdan.