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Hace ya una larga temporada que el mundo reclamaba un larga duración de los franceses Justice. Gaspard Augé y Xavier De Rosnay son la gran esperanza del french touch para este nuevo siglo. Su manager (Pedro Winter, capo de Ed Banger Records y manager también de Daft Punk) lo sabe.

Aunque su popularidad y la espera no son gratuitas. Tanta expectación es fruto del abrasivo single “Waters Of Nazareth”, del hit “Never Be Alone” que les enfrentó a Simian (antes de convertirse en Simian Mobile Disco), de sus inflamables sesiones o de sus remixes para artistas como N*E*R*D, Britney Spears, Mystery Jets, Soulwax o los propios Daft Punk. Ahora presentan el que será su primer disco, que lleva por título el símbolo de la cruz que ha lucido en cada uno de sus shows desde hace años. Y sepan que la espera ha valido la pena. Justice van a por todas con un álbum de electrónica a piñón. No hace falta más que escuchar el single con el que lo promocionan, “D.A.N.C.E.”, un hit con voces infantiles de esos que se pega a los tejidos neuronales vayas o no puesto, o con la aplastante “Stress”, una salvajada que pondrá las salas patas arriba convirtiendo la visión electrónica de Wendy Carlos en una extenuante rave ácida. Aunque ahí no queda la cosa. Su debut en formato largo se completa con nueve cortes más que les muestran con las ideas muy claras. Saben manejar sus herramientas y no suelen fallar. El sonido francés de los noventa se combina con el concepto de la disco music de Cerrone (esa forma de integrar sinfonías clásicas en sus piezas), con la música negra en “New Jack” o incluso con Air en “Valentine”, el momento menos inspirado de todo el álbum junto con la daftpunkiana despedida de “One Minute To Midnight”. El 7 de junio en la calle.