Es complicado no claudicar ante ese cúmulo de encantos que Crocodriles llevan desarrollando a conciencia desde hace casi quince años, expandido sin timidez en títulos previos como su debut “Summer Of Hate” (Fat Possum Records, 09), “Sleep Forever” (Fat Possum Records, 10), “Endless Flowers” (Frenchkiss, 12) o “Dreamless” (Zoo Music, 16). Un atractivo que resulta evidente, sobre todo cuando el combo factura discos tan directos, cortitos y certeros como resulta ser el presente “Upside Down In Heaven”.
Un decálogo sin apenas desperdicio, en media hora de música embarrada en la medida justa, con la sombra constante de The Jesus & Mary Chain y The Stooges asomando tras muchas de sus esquinas. Es en esas dosis bien medidas donde más y mejor luce su pose roquera, equilibrada para el asalto con melodías tan aparentemente disimuladas entre distorsiones como en realidad inesquivables y determinantes. Se trata también de la principal virtud de Brandon Welchez, Charles Rowell y compañía, manejados con soltura entre distorsiones y pildorazos de alma pop, en una mixtura de efectos efervescentes, adictivos y cierto aspecto vintage. Una descarga que comienza con la inicial “Love Beyond The Grave” y abarca el latigazo ‘nueva olero’ del tema que da título a la referencia, las pegadizas “Dead Beat” y “Lovers Of Nothing”, ese plagio-homenaje a The Who que es “Degeneration” o una “Forever” deudora de The Clash.
Crocodiles pertenecen a aquella generación que también acogió otros grupos igual de aprovechables como The Raveonettes, Dum Dum Girls, Beach Fossils, Yuck o Wavves, si bien y por momentos, en “Upside Down In Heaven” se acercan más a The Drums o Girls. Unas preferencias por el indie-pop que los californianos manejan sin llegar a traicionar la esencia más rugosa de su obra y que, atendiendo al resultado, les sienta maravillosamente bien gracias a un álbum al que apetece regresar compulsivamente una y otra vez.
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