Si alguien debe llevar sobre sus hombros la noble responsabilidad de poner voz al hastío compartido de una generación tristemente engañada y manipulada, esos, sin lugar a dudas, son Menta. Todas y cada una de las palabras que el debut de esta formación madrileña incluye son una fidedigna muestra de cuántos palos estamos dispuestos a soportar y cuál es la manera más decorosa de sobrellevar este momento de la historia que nos ha tocado vivir. Desde su mismo título, “Un Momento Extraño” (Sonido Muchacho, 22), sentimos que Cristina Mejías y los suyos nos están hablando directamente a nosotros, porque son como nosotros. Víctimas de un sistema estafador y caduco que lidian con un esquema social precario, con sus cambios personales y con sus crisis emocionales a golpe de rabia, dolor y desgaste. Es por ello, y más aún considerando que desde 2019 la banda ha logrado afinar con precisión su relato a través de diferentes y brillantes singles, que ahora su debut formal en el larga duración sea una traducción casi simultánea de lo que muchos jóvenes sienten.
No pierden la ocasión de demostrar esa afín conexión con su target desde el primer corte, la sardónica y punzante “Fatal, Gracias”, que entre referencias a la famosa Tía Loli nos sitúan en un marco de negatividad y desesperanza del todo explícito gracias a la agitada y pertinaz consigna de “no hay futuro, no hay mañana”. Ya bien sea a base de enojo y distorsión (“Algo Incómodo”), rock’n roll arquetípico (“Perro Dolor”) o punteos cristalinos y añiles (“Ya No Te Quiero Más”), Menta tienen en su mano la genial habilidad para remover en nosotros un halo único de catarsis purgante, principalmente debida a la honda y sentida forma en la que La Meji logra movernos por dentro, poniendo barrio, alma y agonía a sus letras.
Sirvan también las mencionadas pistas para constatar que la vida útil de “Un Momento Extraño” abarca mucho más que sus pertinentes singles de adelanto, pues es más allá de los mismos donde residen las mejores facetas del quinteto. Veremos en “Consecuencias” un cambio de roles vocales del todo interesante, aportando una nueva dimensión al discurso del disco, y a su vez, conoceremos las mejores caras compositivas de la banda, con la ácida “La Última Que Te Hago” (“Y al despertar te busco a mi alrededor, mi cama ya te echa de menos”) o la romántica y desdichada “Un Llanto”, en clave de dream-pop brumoso y casi atmosférico (“Te digo la verdad, si Sevilla fuera mía te daría la mitad”), demostrando con ello no solo la fragilidad que también define a Meji y compañía, sino que el hartazgo emocional tiene muchas maneras de ser expresado y en todas ellas Menta parecen moverse como pez en el agua.
Devastadores de todo punto, el quinteto madrileño no se deja ningún cabo suelto de insatisfacción vital por cubrir, encontrando aun así, la forma en la que la evolución del disco no suene reiterativa gracias a su hábil toque para compaginar tramos del todo exultantes (“Lo Que Me Falta”) con pasajes más melódicos (“Ibuprofeno Normon 600mg”), aunque con un mismo nexo de unión común: estar hasta las narices y tener muchas ganas de soltarlo todo.
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