Michael Kiwanuka en uno de esos músicos cuyo sonido es plenamente reconocible a la primera. Un hecho muy difícil de alcanzar, pero que puede resultar a la vez una pesada losa que te mantenga anclado. Ceñido a unos parámetros establecidos, que son los que todo el mundo espera de ti y que, en el fondo, sabes de antemano que los vas a volver a ofrecer con pequeñas variaciones que resulten más nimios matices que sustanciales cambios. Por eso no extraña que la dupla de productores formada por Danger Mouse e Inflo se hayan encargado de nuevo de dotar al disco de ese barniz tan característico de su sonido. Ese que actualiza el soul de los setentas a lo Curtis Mayfield, pero mucho más atemperado y con una nitidez niquelada sobre el que, la voz de Kiwanuka, planea sedosa, hipnótica y más cautivadora que nunca.
Así pues “Small Changes” es un disco de Michael Kiwanuka en todos los sentidos, aunque cabe decir que carece de una cosa. Y es que hasta la fecha el británico nos había regalado siempre canciones memorables de esas cuya melodías se quedaban instaladas con tozudez persistente en tu memoria. Temas como “Cod Little Heart”, “Love & Hate” o “You Ain't The Problem” han ayudado a crear un setlist tan ganador como obligado en cada uno de sus conciertos. En cambio este disco, pese a ofrecernos esos ‘pequeños cambios’ a los que hace referencia en su título, adolece de un tema que se pueda comparar con los citados. La que más se puede aproximar es “The Rest Of Me” que cautiva con ese peculiar inicio marcado por su guitarra acústica, pero que luego varía en una canción reconocible dentro del estilo Kiwanuka, sin más. Tampoco convence del todo la inicial “Floating Parade” por mostrarse de entrada con esos coros tan característicos que la convierten en un lugar común al que ya nos ha llevado el autor con anterioridad unas cuantas veces. Algo parecido sucede con el tema que da título al disco. Es un tierno medio tiempo que te envuelve de forma aterciopelada, con un solo de guitarra elegante y sostenido, pero que le falta punch melódico para alcanzar una categoría superior. Quizás las dos partes de “Lowdown” sean el momento más satisfactorio del disco. También el más psicodélico con ese evidente regusto pinkfloydiano que parece rendir homenaje a David Gilmour en su segunda mitad. Y el resto no ayuda a salvar esa sensación de más de lo mismo que te acaba embargando a tu pesar. Solo hay que dejarse envolver por la excelente “Live For Your Love” para caer rendido ante dos hechos incontestables: Que Kiwanuka sabe manejar muy bien el factor más romántico de su música y que los arreglos, siempre exquisitos, lo han convertido en un artista previsible. Sabes lo que te vas a encontrar.
Pese todo “Small Changes” es un buen disco. Uno que no depara sorpresas, de acuerdo, pero que contiene un nivel muy elevado a lo largo de sus once canciones y que muestra a un Michael Kiwanuka de 37 años de edad, con dos retoños a su cargo, y que se ha mudado de la cosmopolita Londres a la costa sur inglesa en busca de una tranquilidad y un aplomo que se refleja en el álbum. Y, aunque es verdad que este apocado "Small Changes" no alcanza las mismas cotas de imaginación y riesgo que sí tuvo en discos como “Love & Hate” (16) o “Kiwanuka”, nadie puede dudar que logra un conjunto unitario muy sólido que le dota de otro valor. Ni mejor ni peor, tan solo distinto. Otra cosa es que la fórmula se le puede agotar si no mueve ficha en el quinto álbum de su carrera. Pero eso es algo que ya se verá en el futuro porque por el momento aún resulta disfrutable.
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