Forever Howlong
DiscosBlack Country, New Road

Forever Howlong

9 / 10
Sergio Ariza — 04-04-2025
Empresa — Ninja Tune
Género — Indie pop

"Forever Howlong" es el tercer disco de estudio de Black Country, New Road pero, en cierta medida, es como si fuera el primero, y es que tras la salida de su cantante y letrista principal, Isaac Wood, el hombre que les convirtió en la banda más amada de Internet, todo el mundo estaba atento a su reinvención. Esta ha llegado con las tres mujeres del grupo (Georgia Ellery, May Kershaw y Tyler Hyde) dando un paso al frente y tomando las riendas vocal y compositivamente.

Cada una tiene su propia voz, pero la fuerza del grupo es que sus interpretaciones y sus arreglos son los que unifican este trabajo, si "For The First Time" fue mucho más que la obra de la segunda mejor banda de tributo de Slint y "Ants From Up There" fue muchísimo más que un pastiche de Arcade Fire, este disco va mucho más allá de sus influencias, sean estas ahora Joanna Newson o Fairport Convention, y es que, a pesar de que Lewis Evans ya no canta, su saxofón sigue siendo una voz más del disco y del grupo, igual que los intrincados ritmos de Charlie Wayne o los arpegios a la guitarra de Luke Mark.

He podido escuchar el disco varias veces y mis expectativas y mi relación con él han ido cambiando, pero siempre caigo prendado de su musicalidad, no de lo bien que tocan, sino de lo bien que se compenetran estos seis individuos a la hora de crear música, puede que ya no tengan esa vena catártica que tenían cuando estaba Wood, puede que ninguno sea tan buen compositor como Adrianne Lenker pero juntos crean verdadera magia, y lo hacen tanto en los momentos más cálidos y calmados como en los que las canciones se lanzan por complicados arreglos en los que Charlie Wayne les pone las pilas desde la batería, en unas canciones que parecen montañas rusas de emociones y cambios.

Pero no hay que olvidar que el disco se presentó con "Besties", de Georgia Ellery, la canción más pop y accesible de toda la carrera de la banda, un movimiento que levantó la sospecha entre los seguidores más ultras, esos que ya habían decidido que no hay Black Country, New Road sin Isaac Wood. A mí por el contrario me pareció una increíble explosión pop, perfectamente resuelta por una banda que seguía sonando a ellos mismos pero añadía un gancho melódico, muy de los 60, metía cosas de Fairport Convention y entregaba un caramelo que uno no se hubiera imaginado nunca de esta banda. Si me hubiera encontrado otras 10 "Besties" me hubiera quedado contento, pero esta era la excepción y no la regla del disco...

A partir de aquí tenemos un disco excéntrico y lleno de vericuetos en el que prima más la interacción de la banda que las melodías de las canciones (que también las hay). Así, “The Big Spin” es una especie de vals a medio camino entre el vodevil y el Bowie más juguetón, nuevamente la banda eleva la canción con su interpretación, es la presentación de May Kershaw, la más clásica del terceto de autores, una especie de alumna aventajada de Joanna Newsom y Julia Holter.

Con “Socks” se presenta la más prolífica de las nuevas voces de la banda, la bajista Tyler Hyde, dejando claro que es la que más se aleja de los planteamientos convencionales de una canción. Sus canciones suben, bajan, estallan y vuelven a ser remansos de una intranquila paz, sin seguir nunca ningún orden aparente. En las canciones de Hyde casi nunca encontramos ese estrofa / estribillo / puente / estribillo del que hablan los cánones, es más, es difícil encontrar un estribillo al que agarrarse, ante las mareas de emociones sobre la que están construidas sus canciones.

"Socks" tiene ese poco de música para abuelas que aplicaba Lennon a McCartney, y que hace poco reivindicaba la propia Hyde, que entrega una especie de rareza que suena a 'music hall' progresivo bajo Prozac, con melodías y secciones que van cambiando, violines, pianos, flautas y saxofones, para una canción con esos cambios tan del gusto de la banda que hacen que suenen a organismo vivo, con momentos totalmente calmados y otros en los que suenan a los King Crimson más intensos, melodías y partes que se entretejen de manera extraña. Por semejantes sinuosos caminos se mueve "Salem's Sister", otra de las canciones de Hyde, aunque esta vez sí que encontramos una especie de gratificación a lo largo del camino en esas contra armonías cantadas por Georgia y May.

Con "Two Horses" Ellery vuelve a la voz principal, demostrando que tiene la voz más dulce del trío, con una canción más folkie que sus otras aportaciones, pero en la que la melodía vuelve a ser celestial, una especie de "Pet Sounds" acústico que termina rompiendo en una segunda parte mucho más progresiva e inquieta. "Mary" es uno de los momentos más significativos del disco, una reflexiva pieza con arpegios acústicos y guitarras slide cantado a tres voces, con las Roches como referencia para las gloriosas armonías. Es una especie de remanso de paz musical, aunque líricamente trata sobre una chica que sufre 'bullying' en el colegio, antes de la intensa segunda cara.

Y es que la segunda parte del disco es donde se acumulan las piezas más significativas del mismo, las más largas y densas que comienzan con el segundo adelanto del disco, "Happy Birthday", el momento más accesible de Hyde, pop barroco y teatral. Entonces aparece la descomunal "For The Cold Country", la obra maestra de May Kershaw, la única canción del disco que puede rivalizar con "Besties" como mejor canción del mismo y eso que no puede ser más distinta. Quizás es la canción que más recuerde a los Black Country, New Road de "Ants", empezando despacio antes de cambiar hacia la mitad, hasta romper en un clímax grandioso y eufórico al final de la canción. Todo en ella funciona a la perfección.

Por el mismo camino va el otro gran fresco del disco, la sombría "Nancy Tries To Take The Night" de Hyde, folk progresivo que relata el trágico viaje al suicidio de una chica que queda embarazada. Nuevamente los Black Country más intrincados y rebuscados. Será, sin duda, una de las favoritas de los fans más acérrimos de la banda.

Luego llega la canción titular, otra extraña composición de Kershaw en la que cuando canta eso de me tengo que tomar mi vitamina B suena como esos otros marcianos llamados Can, en una canción en la que se vuelve a notar la enorme huella de Joanna Newsom en ella, con un emocionante final que termina rompiendo en una especie de aria clásica que suena a ambrosía musical. Si este fuera solo el disco de May, sería su disco Joanna Newsom, pero este no es un disco de una sola voz sino de una banda al completo.

Así que, cuando ya no esperas volver a escuchar otra melodía pop como la que abría el disco, vuelve Georgia Ellery para entregar el emocionante final con la preciosa “Goodbye (Don’t Tell Me)”, y ese estribillo que termina nuevamente con las tres armonizando a la perfección, después de otra pequeña explosión de júbilo a cargo de toda la banda.

“Forever Howlong” no es un disco fácil, ni que entre a la primera, es una obra que requiere que el oyente ponga de sí mismo y que va creciendo con cada escucha. A muchos les parecerá aburrido, complicado y ligeramente pretencioso, pero los que tengan un poco de paciencia con él van a ser recompensados con un disco excepcional y hermoso que se va revelando poco a poco y en el que cada canción va a ayudando a la siguiente, haciendo de la experiencia de escuchar el disco de principio a fin una auténtica maravilla.

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