En una sociedad completamente insensibilizada, Matty ha conseguido desprenderse de esa enorme obsesión por la grandiosidad del mundo digital para sacarle brillo a la otra cara de la moneda. “Being Funny In a Foreign Language” es un disco destinado a recuperar las conexiones con el mundo real, un desarrollo creativo hacia la madurez que se enriquece de un tremendo sentimiento de soledad en un presente repleto de cortocircuitos. Íntimo, personal, orgánico y físico; Matty se desplaza por las narrativas de siempre pero, esta vez, con nuevas responsabilidades a su cargo y un punto de vista satírico que te obliga a enamorarte de un repertorio honesto de principio a fin. La banda focaliza en el desarrollo de la cultura Mod, su influencia y supervivencia en la sociedad británica predominante. De ahí que la base principal de las canciones siga siendo ese sonido jazzístico tan característico de The 1975, que incluso te conecta con los primeros discos del grupo. Remarcan su esencia ochentera y se vuelcan de lleno en un folk-rock en el que las guitarras tienen casi el mismo peso que los sintes.
La banda se encerró en el estudio como en los viejos tiempos para no salir de este hasta tener el álbum terminado. Querían que las canciones perteneciesen a un todo, se alargaran lo mínimo posible en el tiempo y resumieran un momento determinado de sus vidas. El propio Matty confesó que la composición inicial de los temas fue solo a guitarra y que luego tocó llevarlas a otro lugar. Para la producción contaron con Jack Antonoff que consiguió simplificar a la perfección el enorme caos mental que recorre la cabeza de Matty constantemente. Toda esa lluvia de ideas a la que a veces les cuesta poner orden y que ha provocado que lanzamientos previos del grupo acabaran más desdibujados de lo que deberían. Antonoff ha sido muy preciso con este LP, ha atrapado en solo once canciones lo mejor de los The 1975 del presente y ha conseguido que Matty suene más seguro que nunca y con una confianza en sí mismo esplendida.
“Being Funny In a Foreign Language” no supone un gran salto sonoro ni un nuevo cambio de dirección. Es un álbum que más bien intenta asentar las raíces de una banda que empezó a tocar a los 13 años de edad. Es un nuevo renacer y a la vez el principio de todo, ahora que se encuentran atravesando la treintena. Podríamos hablar de él como una pequeña revolución por parte del grupo para darle valor a las relaciones humanas, como una especie de guía hacia las cosas que verdaderamente importan para todos aquellos que se pierden en un siglo que nos cuesta definir. Matty vuelve a autoanalizarse, mano a mano con George Daniel, a través de las canciones buscando comprender esa nueva identidad que le ha traído la madurez. Abandona los juegos teen y se presenta al mundo con un nuevo traje. “I'm happiest when I'm doing something that I know is Good, that's happiness for me”, suelta en la intro de “Hapiness” sacada por DJ Sabrina The Theenage DJ de una entrevista al frontman. Es un disco íntimo, tremendamente bien interpretado, que acumula un cansancio característico de su generación. Un agotamiento pleno por sentir que, en realidad pese a vivir en un desarrollo tecnológico continuo, las cosas no avanzan. Una sensación de que ese gran cambio que todos tanto ansiamos jamás llegará.
Gracias a “Human Too” Matty asume cada una de sus decisiones del pasado y convierte lo que podían ser errores en crecimiento personal (“And don't you know that I'm a human too? Should know that you're human too? Oh darlin', that's what humans do”). Tema en el que aparece Jimmy Hogarth (“Goodbye My Lover” de James Blunt, “Warwick Avenue” de Duffy o “Breathe Me” de Sia) como coescritor, como lo hace también en “Oh Caroline”. Junto a él, otra de las colaboraciones que más nos ha gustado en el álbum es la de Jacob Bugden, guitarrista de beabadoobee, en “Wintering”. Si hablamos de los grandes himnos que te puedes encontrar en el disco, es evidente que “Part Of The Band” supone una pieza central de esta nueva etapa de The 1975. Digamos que el tema resume a la perfección todo lo que la banda va desarrollando canción a canción. Ese camino juntos como grupo, esos sueños infinitos que han logrado hacer realidad a través del videoclip, los juegos de amor e incluso su adicción a la heroína. Eso sí, todo en clave de humor y dando la bienvenida a una nueva realidad (“So many cringes and heroin binges I was coming off the hinges, living on the fringes of my imagination”).
Y volviendo al tema del amor, si algo ha movido los hilos de The 1975 ha sido claramente la pasional personalidad de Matty dándole tantas alegrías como locura. Su relación y sensibilidad hacia el mundo se ha ido presentando y transformando en cada uno de los discos que han lanzado como banda. Sus numerosas luchas por todos aquellos movimientos en los que creía firmemente. Y aunque él siempre ha intentado seguir con los pies en el suelo, vivir dentro de un auténtico tornado te hace acabar muchas veces flotando en el aire. Ahora con “Being Funny In a Foreign Language” firman cómo tras la marea llega la calma. Matty quiere estabilidad, serenidad y mover fichas hacia una seguridad que le hace sentir más que bien. Con este álbum nos han querido dejar claro que viven por y para el arte. Que cuando en el 2020 la banda estuvo a punto de disolverse fue una decisión real que provenía de un bloqueo creativo importante al que no le veían salida y que han logrado por suerte salir reforzados de todo ese caos. Así que ahora toca escuchar esta nueva obra de principio a fin, con los oídos bien abiertos y como si se tratara una novela corta de Aldous Huxley en la que la música es de nuevo la única gran protagonista.
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