El artista anteriormente conocido como Prince, más tarde como Símbolo y poco después de nuevo como Prince (porque Camille, su álter ego, lo permitió) ha dado un bien estudiado paso atrás para evitar el choque frontal con un posible nuevo Yo. “Musicology”, su anterior trabajo, y “3121” son un claro ejemplo de ello. Más que evidentes son los parecidos entre “Lolita” y “Black Sweat” (cortes dos y cuatro de su nuevo disco) y las conocidísimas “Kiss” y “Sign O’ The Times”. Electro-funk con su habitual voz afeminada aderezado, quizá en el único intento por echar un vistazo a lo que le rodea, con ciertos toques de hip-hop, sin olvidar el soul (“Fury”), el dance de la última Cher (“Incense And Candles”, “Love”) y un raro rhythm & blues, frío y atemporal (“The Dance”), y no tan frío pero sí atemporal (“Satisfied”). La producción es correcta, aunque por momentos algo desmesurada, para un disco que nos devuelve a los ochenta (en concreto, a las discotecas de los ochenta), con algo más de gracia y frescura que el aburrido “Musicology”. En todo caso, aún estamos ante un disco solamente apto para fans del excéntrico Prince o para aquellos que echen de menos el bailoteo superficial de los ochenta.
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