El estatus de los hermanos Jarman, si es que este concepto puede aplicarse a los grupos, podría medirse en el hecho de que su disco llegue por aquí meses después de su estreno en verano. Y es una pena, porque se le da mucha más cancha a bandas con bastante menos gracia que The Cribs. Es la ley implacable del mercado. El trío británico fue considerado gran esperanza del pop de las islas en un momento de mediocridad rampante. Tenían imagen cuidadosamente desaliñada y, ante todo, canciones; se aliaron con Johnny Marr; probaron la producción brillante y ampulosa de Ric Ocasek, que antaño convertía en oro lo que tocaba. Pero no les sirvió de mucho. Es probable que el auto-paródico título de su nuevo trabajo, acompañado por correspondiente vídeo de cachondeo, tenga que ver con eso: no hay que tomarse todo esto muy en serio o uno perderá la chaveta.
La respuesta a la poca atención puede que resida en el hecho de que más o menos producidos, nunca les ha dado la gana de desprenderse de su identidad asilvestrada. Quizá por ello, han decidido tirar por la calle de en medio y grabar lo que iba a ser inicialmente un EP, en Electrical Audio con el tío Albini, mesías de la captura en directo, enemigo acérrimo de la trampa y el cartón. Steve ya les grabó una canción de su aguerrido "In The Belly of Thye Brazen Bull", y los Jarman se sintieron como en casa. Así que la inmediatez punk y la electricidad incontenible, con sus muy reconocibles estribillos y melodías, afloran en todo su esplendor en el que ya es su séptimo álbum.
Hay aquí excelentes canciones, sin duda -"Year of Hate", "In Your Palace", "Partisan"- pero al conjunto, consistente, pleno de nervio y deliberadamente homogéneo, le falta un puntito para llegar a la brillantez de aquel magnífico "Ignore The Ignorant" de 2009, cuyas cotas no han igualado. La apuesta de Albini y el grupo por la crudeza sin domesticar funciona, pero a veces, como sucede con lo último de Metz, asoma demasiado el fantasma de Kurt Cobain. Sucede que "In Utero", se ha convertido en un disco mítico y seminal en cuanto a canciones, espíritu abrasivo y anti-producción. Tampoco es un gran problema, pero resta pegada, porque en la comparación con Nirvana, siempre se acaba perdiendo.
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