La ingenuidad es un elemento consustancial a la música pop. Si algo nos permite afirmar que el pop nos hará eternamente jóvenes es precisamente la dolorosa resistencia con la que artistas como Brian Wilson, Smokey Robinson o Phil Spector se han enfrentado al inevitable proceso de convertirse en un ser adulto, ese punto en el que se supone que debemos enfrentarnos a las cosas de la vida con madurez.
Frente a eso, nos queda la ingenuidad del primer amor, la primera decepción sentimental, esa que parece que nos dejará marcados para toda la vida pero que no tardaremos en olvidar, y la heroicidad que supone mantener esa fe cándida a toda costa. Bethany Consentino canta al amor en términos abiertamente ingenuos, los de cualquier adolescente que escribiera su primera balada en una habitación llena de pósters de The Ronettes, The Beach Boys y The Jesus And Mary Chain; su música es obcecadamente simple, sin más artificio que el uso constante de la reverb, pero escuchar “Crazy For You” es una invitación a pasear de la mano de Consentino por una playa desierta. Y ella es, además, una compositora torrencial que no ha necesitado rescatar ningún tema de los numerosos singles que han precedido este primer álbum.
Como suele suceder con nuestro primer amor, quizás la hayamos olvidado para el próximo verano, pero seamos ingenuos. Pensemos que este agosto va a ser eterno y que no vamos a crecer nunca.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.