Hace tan solo unos días, cuando escribía la reseña del espléndido nuevo trabajo de Teddy Thompson, hablaba sobre el gran club compositivo de los corazones rotos. Es decir, sobre el enorme número de discos que han sido inspirados bajo la pesada sombra de una dolorosa ruptura. Pues bien, ya podemos sumar uno más a esa interminable lista. Pero... ¡Qué digo uno más! ¿Acaso me he vuelto loco? Cualquiera que haya seguido con un mínimo de interés la carrera de nuestra protagonista, será consciente de su indudable valía.
Si eres amante de los sonidos Americana el nombre de Courtney Marie Andrews tiene que sonarte a la fuerza. De hecho en esta publicación sentimos una especial debilidad por ese timbre vocal cristalino y puro tan suyo. El mismo que nos supuso aupar su “May Your Kindness Remain” en lo más alto de nuestra lista con lo mejor del género del pasado 2018. Poca broma. Y menos cuando Courtney regresa con un álbum triste, duro, desgarrador, bello y apesadumbrado. Un disco que no es en absoluto para todos los paladares porque pesa ¡y de qué manera! en el corazón de cualquier oyente con un mínimo de sensibilidad -y de inglés- para asimilarlo.
'Old Flowers” es uno de esos álbumes que necesitan ser contextualizados porque narra la triste ruptura de una relación de nueve años, con el lamento puro y descarnado de Courtney Marie Andrews como único protagonista de la triste velada a la que te condena su escucha. Y lo hace con escasa instrumentación porque no la necesita. Se basta y se sobra con el triste acompasar del piano, sobre el que a veces traza un lloro con la slide para dejarte desolado.
Consciente de que no es un disco para levantar el ánimo a nadie, mas bien todo lo contrario, cabe acercarse a él con la suficiente paz interior como para poder ser asimilado sin caer en la profunda depresión que emite su lamento. Un quejido que eleva la autoridad vocal de nuestra protagonista a un nuevo altar. Simplemente te deja sin aliento si eres capaz de llegar hasta el final . No todo el mundo lo logra, pero de hacerlo, encontrarás la belleza de lo triste en estado puro. Esas viejas flores que ya no pueden ser regadas porque están más que marchitas. Un duro paseo por el lado más triste de una ruptura. Bravo.
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