Hasta la fecha a Courting no le habíamos prestado demasiado atención por estas latitudes. La avalancha de grupos británicos, que se mueven en la coordenadas que van del post-punk al art-rock con coartada indie, los había mantenido tras la alargada sombra de bandas con más cartel en España como Yard Act, Squid, The Murder Capital o incluso Deadletter. Sin embargo, me da la impresión de que todo puede cambiar gracias a la publicación de este tercer largo del grupo titulado -agárrense- “Lust for Life, Or: 'How to Thread the Needle and Come Out the Other Side to Tell the Story”. Un disco con los suficientes ganchos en forma de canción que atesora también el valor de ser irresistiblemente corto. Son solo ocho canciones y veinticinco minutos de disfrute guitarrero muy inspirado y con la suficiente diversidad en las formas para volverlo a reproducir una y otra vez de forma algo compulsiva.
Desde el inicio “Lust for Life…” ya nos da pistas de que el viaje que nos propone el cuarteto de Liverpool va a tener su grandes dosis de originalidad. Un desquiciado violín nos da la bienvenida durante 48 segundos para conectar con “Stealth Rollback”, pieza de ambientación kraut que sirve como antesala de lo que llegará después: una “Pause at You” que recupera el espíritu dance-punk de The Rapture, Radio 4 o Car Seat Headrest, para luego remitir directamente al sonido de Nueva York de hace dos décadas con “Namcy” y una “Eleven Sent (This Time)” que encajaría como un guante en el set-list de los Strokes de Julian Casablancas. Empalman con la trepidante “After You”, para rebajar luego las revoluciones con el tema que da título al álbum. Y, como broche final, una nueva demostración de nu-rave desquiciado basado en el mismo staccato de violín que nos dio la bienvenida, y con el que cierran un círculo de prodigioso desenfreno.
“Lust for Life…” es otra muestra más del buen momento que se está viviendo en el Reino Unido e Irlanda en todo lo que concierne a recuperar de nuevo los riffs de guitarra nerviosos y atolondrados que, empalados en una trepidante base rítmica, dan pie a una actitud vital que anda de vuelta de todo. Y todo ello como fruto del desasosiego y una concepción ‘arty’ de la existencia que nace de esa incertidumbre en la que nada está asegurado. Un desespero vital que se articula de nuevo con el ROCK en el centro para canalizar todo ese desencanto. Y eso que ya estaba muerto y enterrado.
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