Ya había ganas de comprobar cómo se las podía gastar Javi Cosmen en solitario. Y sí, la verdad es que el primer LP de la figura con más presencia de Cosmen Adelaida es un disco que funciona de maravilla, a través del contraste entre tensión oscura y distensión luminosa. Dicha tendencia ya se palpa en las dos primeras canciones del álbum, con el neopostpunk airado de “Sintagma” y el dream pop sintetizado de la fabulosa “Fontana”. Si hay algo que tienen en común estos dos cortes es el hecho de contar con las molduras necesarias para ser single, hecho que se extiende a lo largo del cancionero aquí aunado, repleto de momentos a recordar, como la excelencia pop, tipo Strokes minimal, que se marca en la memorable “La canción perfecta”, compuesta por un estribillo de altos vuelos, de esos que no se borran ni con aguarrás.
Encontrar ya tres canciones de este nivel en un mismo LP no es tarea sencilla. Lo bueno es que la racha positiva se extiende a lo largo de un trayecto habitado por alianzas tan boyantes como la llevada a cabo con el gran David Rodríguez en esa expresión modélica de los valores synth 81 que es “¿Dónde estás Carmen Sandiego?".
Otra conexión es la que hace con Marina de Klaus & Kinski, voz en “Probando”; en la que suena a golpe de vibración dance. Pop rompecaderas prorrogado en el tribalismo afro-dance de “Vibraciones”; sin duda, uno de los momentos más reseñables de un LP que, ante todo, funciona como gran caleidoscopio estilístico de todas las inquietudes que invaden la cabeza de Javi, también resuelto a transportarnos hacia tormentas shoegaze estridentes, como en “Noche Americana”, en la que suena como si Big Black hubieran sido abducidos por el espíritu de Kevin Shields.
Todo esto nos lleva a una sentencia altamente vibrante, por parte de un equilibrista del pop que no podría haber arrancado su carrera de forma más brillante y representativa.
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