Cosas de los vivientes

Cinco años, ese es el tiempo que ha pasado entre la salida de “El arte de saltar” (A Volar Music, 18) y el nuevo trabajo de El Kanka. Un disco que se ha visto empeñado en alargarse por culpa de la pandemia y que, a pesar de tener muchas cosas en contra, cumple con todas las expectativas generadas. Juan ha sacado a relucir sus mejores galas en “Cosas de los vivientes” (A Volar Music, 23), haciendo un disco atemporal que se coloca desde ya como un clásico instantáneo de la música nacional, como casi todo lo que crea el malagueño.

Un trabajo que ha parido a la vieja usanza, desprendiéndose de esos elementos tecnológicos para volver al estudio con su banda a componer. Así se entiende mejor el largo tiempo de preparación que han tenido estas catorce canciones que por fin ven la luz. Y en las que ha agudizado aún más ese ingenio para componer las letras, esas que son marca de la casa y que logran transmitir su mensaje a primera escucha. Ese es su gran sello y lo que, en parte, explica su éxito: escribir de manera fácil lo que es difícil de expresar.

El álbum transita por una amalgama de sonidos que, aunque entre todos ellos sean diferentes, no se alejan de ese universo musical que se ha creado el propio artista. En cuanto a sonido musical, hay que mencionar “Canción de adiós” y “Baladí”, en las que colabora con Fetén Fetén y la Orquesta Sinfónica Académica San Vicente respectivamente, logrando conectar a la perfección con el dúo burgalés y haciendo que sus letras casen de forma genuina entre tanto instrumento. Y hay que resaltar que en una época donde las colaboraciones son el pan de cada día, él decide que de las tres que incluye en su nuevo trabajo, dos sean solamente con músicos. Acciones que lo hacen todavía más especial.

En las letras habla de cosas mundanas o, como él las llama, “Cosas de los vivientes”. Vivencias y sentimientos que nos podían pasar – o nos han pasado -a ti y a mí, y a las que él les pone voz y música. Como cuando queremos dar el paso de ir a vivir con nuestra pareja en “Vente a vivir conmigo” o cuando nos damos cuenta de que no hemos cumplido ninguno de los “Propósitos de año nuevo”, una de las joyas del disco. Pero hay que destacar la especial colaboración que hace con Silvana Estrada, “Para vivir” es una balada en la que buscan que nos centremos en vivir y olvidemos ese miedo a la muerte. Y también tiene la valentía de reflejarse a sí mismo en “Autorretrato”, que va creciendo poco a poco; en hablar sobre las cosas malas que tiene su trabajo en la tribal “No se dice suerte”; y demostrar, a través de un ritmo frenético, que la opinión de los demás le da igual en “Tu opinión”.

Vamos, que podemos decir con total seguridad que ha regresado por todo lo alto, haciendo parecer que su techo está todavía por descubrir. Lo único que le pedimos es que siga logrando emocionarnos a primera escucha y le ponga tanto mimo a la música como hasta ahora, y, si puede ser, que recorte el tiempo entre álbum y álbum, porque ahora mismo sus canciones se antojan vitales para la sociedad.