Corcobator

Terrible, poético y maduro. Rock, bolero y gotas de electrónica. Sobre todo maduro. No tengo ni idea de si éste es el mejor disco de Corcobado. Me temo que cada admirador de Corcobado almacenará en su corazón un mejor disco de Corcobado, pero seguro que no es el peor. Ha conseguido huir hacia adelante, y no imitarse a sí mismo, a pesar de parecer más Corcobado que nunca. Porque, últimamente, corría el peligro de parecerse demasiado a si mismo. Y para esa huida, nada mejor que rodearse de su gente querida de siempre: desde la voz de Ana D., o los viejos Mar Otra Vez, hasta el theremin de Nacho García Vegas, o la estupenda labor de Javier M. Almendral en los controles. Así ha pintado un paisaje donde la electrónica estridente es la protagonista, y dibuja los contornos donde las guitarras y ese viejo amigo que es el saxo alto de Corcobado, nos regalan una nueva colección de canciones en las que una sabia contención, aprendida durante años de excesos, se combina con las sorpresas líricas propias de su estilo. El tiempo nos lo devuelve lleno de conocimientos, y eso hace que este disco pueda ser un mejor disco de Corcobado para muchos. Sería hora de que no sólo fuese un manjar para tres o cuatro amantes del riesgo.