Cora Yako

Lo primero que llama la atención del que es segundo álbum de Cora Yako tras aquel “Una de los nuestros” (Altafonte, 20) de hace tres años, es su (agradecida y bien entendida) fijación por los sonidos de los noventa, sobre todo atendiendo a la juventud de una banda que seguramente no vivió la época en primera persona. Se trata de una obcecación inexcusable y siempre latente en el presente disco homónimo que, por tanto, resulta determinante a la hora de definir perfil y consecuencias de la referencia en cuestión.

“Cora Yako” viene protagonizado por ese indie de guitarras con sabor (ya) añejo, que tan bien han sabido entender los madrileños para, a continuación, plasmar en un total de diez canciones con mayoría de singles en potencia. Una obra al amparo de la alargada sombra de Los Planetas y Dinosaur Jr, que aparece en forma de melodías y distorsiones latentes durante todo el minutaje, y a la que cabría sumar la influencia de otros grupos claves de la década como Weezer, Ash, Australian Blonde, Ride, The Smashing Pumpkins, Pixies, Jimmy Eat World, My Bloody Valentine o Sugar.

Retahíla de referentes todos ellos que, en el caso del cuarteto, solo cabe entenderse como cumplido y que, trasladadas al castellano, resuenan tan familiares como en la práctica irresistibles. Una producción austera y respetuosa certifica la propia identidad de destacadas como “Noche estelar”, la pegadiza “Fin de semana”, “Campamento Krusty” (que apunta directamente a Rivers Cuomo y compañía), “Souvenirs” con la colaboración vocal de la alicantina Claudia Zuazo, la nostálgica “Beso en un portal”, “Mil formas de morir” y sus cambios de ritmo, o “Fiesta de despedida”.

“Cora Yako” podría considerarse un disco de aspecto revival copado por sonido del todo atemporal, perpetrado por un grupo que puede que tenga poco de original, pero que reverdece los laureles ajenos con habilidad y una chispa no demasiado frecuente. Un trabajo bastante redondo, de hecho, que sirve además como convincente (y definitiva) credencial de otro de esos grupos a tener en cuenta que se suman a una lista en la que ya figuraban nombres como los de La Paloma, La Plata, Monteperdido o Yawners.