No nos engañemos hace ya tiempo que las grabaciones en directo perdieron su antigua magia. Son tiempos dominados por la técnica de “pinchar” con regrabaciones enteras de pistas instrumentales y vocales en ejercicios de inocuidad sonora en donde se sustituye la emoción y urgencia del directo por neutral perfección.
Iñigo Coppel navega como siempre contra corriente. Así, este disco exuda inmediatez y urgencia. Todo es muy real en este directo grabado en el Cocodrilo, ese bar del Batan que regenta el “burniano” Juan Antonio, “Johnny”, Cifuentes que ejerce de maestro de ceremonias.
Un viaje emocional por sus cuatro trabajos largos, recuperando favoritos de sus ya lejanos dos primeros discos, profundizando en los dos más recientes y regalándonos un puñado de temas nuevos. Jugando con las letras, metiéndonos en una montaña rusa musical donde Coppel fagocita todos los palos de los que echa mano, desde los talkin’ blues (“El Mayor Fan”), al rock and roll (“Lidia”) , pasando por la canción de autor con ecos franceses (“Luces de Atocha”) , el tango (“Éramos tan Jóvenes”) o el viejo rock (“Madrid”) contando historias personales, alucinadas , reales o ficcionadas pero siempre emocionantes. Con la sola ayuda de una guitarra, una armónica y su voz es capaz de insuflar vida a estas fantásticas historias y presentárnoslas acompañadas de divertido anecdotario donde se muestra la ironía del autor afilado. Un lujo comprimido en dos discos grabados en verdadero directo, todo lo que allí paso durante dos noches del pasado Abril está al alcance del que lo escuche.
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