Huye. Ya lo han hecho otros. Sólo hay que echar un vistazo a la bajada del número de reproducciones del quíntuple álbum a medida que este avanza –salvo contadas excepciones, como los singles con los que ha acompañado la salida escalonada de los discos–. Sal corriendo si amas al Sufjan Stevens folk, pop o experimental. Este no es un largo para bailar, enamorarse, reír o llorar. Es un álbum para apartar la mirada de la pantalla y mirarse los ojos por dentro. Un buen rato. Y ya vemos.
Los cinco discos que componen “Convocations” suman dos horas y media de metraje. 49 canciones. Pero, como indican sus entregas, divididas por bloques (meditaciones, lamentaciones, revelaciones, celebraciones y encantamientos), puede escucharse en función de lo que le pida a uno el diafragma aquel día. Correr –con el disco puesto, o alejándose de él– es una opción en función de si la meditación forma parte o no de los campos de interés del oyente. “Convocations” es un disco de ambient sin, obviamente, grandes sobresaltos.
En las aguas más calmas de las composiciones de Brian Eno navega este “Convocations”, un ejercicio de estilo exhaustivo y extremado. Pero, después de practicarlo (no puede abordarse de otra forma), consigue lo pretendido: fineza, nebulosa, ritmo circular y tensión justa. El noveno largo del variopinto compositor estadounidense es un homenaje a su padre biológico, fallecido en septiembre de 2020, solo dos días después del lanzamiento de “The Ascension”. Pero más allá de eso, es un regalo para los momentos de introspección. Una alternativa a las listas zafias que en los mundos del ‘stream’ siguen búsquedas como “relajación”.
Él mismo lo ha calificado como un disco “holístico y sanador”. No hace falta ser Ravi Shankar para hacer música espiritual; Stevens va de la necesidad propia a la colectiva, a llenar necesidades de la ‘nueva normalidad’. El artista llevaba un tiempo avisando. Por ejemplo, con el ‘livestream’ sobre “Convocations” que empezó a emitir en rotación el pasado abril. Ya no hay excusa para no probarse con música de altísima calidad en el arte de ver pasar y aceptar los pensamientos.
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