Parece Conn Bux, el irlandés afincado en Logroño, envolverse en sí mismo y, entre trabajo y trabajo acompañado de su banda, entregar una parte de su repertorio más íntimo. Son canciones que aparentan una calidez más personal que grupal, pero sin olvidar la esencia que lleva tiempo buscando. Es como si, parada la furgoneta en una gasolinera de una carretera que cruza un desierto norteamericano, el resto del grupo hubiera quedado en la barra de la cantina y Bux hubiera vagado unos cientos de metros más allá, en solitario o dejándose acompañar de algún lugareño.
Nacen así canciones que se deslizan por pasajes de folk y rock pero con el espíritu y el sabor de la frontera y el desierto, y la aridez que atesoran empapada por la melodía. Íntimas y solitarias, traen a la imaginación el polvoriento vagabundo que entre el folk y el country trata de descifrar los recovecos de un país, de un pueblo, de una calle, de un garito… o de la triste gasolinera donde dejó aparcada la furgoneta.
Pero entre tantos lugares casi comunes, hay canciones, como “Closer to you” o “Loose the control” que parecen querer escapar a dichos espacios y lugares, abrazando la génesis de un pop de esencia clásica a lomos de acústicas. Y en ello incide el ambiente que, desde la sencillez, es capaz de guiñar a la épica, no exenta de color coral, en un corte como “The longest day”.
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