Obra de incontestable, de aterrador potencial aún por pulir y digerir, el nuevo disco de Sean Booth y Rob Brown recompone, reedifica y reestructura el discurso de la banda y lo entrega atado de pies y manos a la libre actuación del genio. Maltratando el ritmo (como bien definió un crítico británico, hay canciones cuyo sonido remite al de un bote de spray siendo agitado frenéticamente), opacando la melodía (“Pen Expers” parte de la anarquía chirriante y acaba profiriendo los instantes más emotivos y conmovedores del 2001: deconstructivismo en pura tensión), minimizando el sonido (“Lentic Catachresis” sería, quizás, la excepción), Autechre han logrado definir el nuevo rastro (¿nuevo ciclo?) sobre el que empezar a guiar sus pasos. Físico, austero, turbador y superdotado, ejemplar en su defensa impoluta del radicalismo como única vía para la autoregeneración, “Confield” legitima, esta vez sí, las mayúsculas: OBRA MAESTRA.
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