Irónico, avispado y afilado desde el mismo nombre escogido para bautizar su proyecto musical. Así es el perfil artístico de Lucas Vidau al frente de Confeti de Odio, con quienes ahora publica ‘Hijos del Divoricio’, un segundo larga duración que confirma exponencialmente las virtudes latentes en ‘Tragedia Española’ (Auto, 20), aquel estreno convertido en secreto a voces dentro de la escena indie madrileña de nuevo cuño.
La presente entrega mantiene intacta la esencia del debut y se reafirma mientras el autor acomete (y materializa) niveles adicionales de ambición. Un movimiento que, en ningún caso, resulta reñido con esa apariencia algo naif de las canciones y la fuerte personalidad que Vidau imprime a sus canciones. ‘Hijos del Divorcio’ presenta un conjunto de temas mejor construidos, más sólidos y trabajados, que en cualquier caso mantienen el protagonismo en torno a esa lírica costumbrista y a todas luces esclarecedora. Se trata de una generosa capa de corrosiva ironía, expandida con inteligencia y lucidez que, al mismo tiempo, resulta hilo argumental y principal activo de la referencia.
Vidau saca punta a situaciones habituales y, con los restos, conforma una radiografía válida y honesta acerca de su generación. El resultado son canciones como la escalofriante "El coro de los hijos del divorcio" interpretada por un coro infantil, “Estrella”, “Llamamiento”, el acercamiento shoegaze de “Déjales entrar”, “80’s y ojeras”, la magnífica “Ángel Triste”, “El malo final”, “En la oscuridad” (con sus sintetizadores ochenteros), “Sálvese quien quiera”, o la final “Mundo cruel”. Composiciones, todas ellas, que se mueven en torno al marcado contraste que propicia el choque de ese indie-pop amable y nostálgico y la propia desesperanza vital que, presentada sin adornos, subyace en los temas.
Visto en perspectiva, parece lógico considerar que ‘Tragedia Española’ fue la necesaria piedra de toque inicial de Lucas Vidau; una especie de valioso borrador que ahora, convenientemente evolucionado y pulido, deriva en las virtudes de ‘Hijos del Divorcio’. Un álbum que destaca con fuerza y cuyo contenido sugiere con convicción que, de entre toda esa hornada de formaciones surgidas en los últimos años, Confeti de Odio pertenece al grupo de las de obligado seguimiento.
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