La misteriosa banda sueca Goat (la identidad de sus miembros continúa siendo desconocida) se estrena en Sub Pop con un trabajo tribal, deslocalizado, primitivo, mántrico y stoner (stoner, de fumeta), que a ratos se presenta como un rodillo de rock desértico, reverberante y triposo en la línea de grupos como Sleepy Sun y a ratos como una actualización de Fela Kuti pesada y exotizante a la inversa (de África a Occidente). Banda misteriosa, que no cómica o autoparódica, por suerte, que de ejemplos parecidos pero algo vergonzantes está repletita la historia del rock. Porque Goat, ante todo, suenan. Suenan aunque, como todo en la vida, es cierto que todo sale mejor cuando las referencias no impiden que se te vea la cara, cuando las referencias se han digerido.
Lo tiene el loop psicodélico, cantado o no cantado ("To Travel The Path Unknown" o "Words"); lo tienen muchísimo los momentos en los que la mezcla entre el rock de enchufarse y tocar y la espiritualidad mística dan lugar a pasajes absolutamente libres y desencorsetados (el cierre con "Gathering Of Ancient Tribes" o la fantástica "Goatslaves", introducida con un texto del activista y actor sioux Floyd Westerman, probablemente los mejores momentos del disco). Pero algo falla a ratos, y es, por ejemplo, cuando intentan sonar a alumnos aventajados de Captain Beefheart ("Goatchild" lo tiene, pero se queda en una "Zig Zag Wanderer" un poco aguada en la comparación), es decir, cuando las referencias aparecen antes que ellos. Aun así, guiado por el denominador común de las voces femeninas y el desarrollo monocorde y estrófico, "Commune" es en conjunto un disco apretado en su expansividad, cohesivo, excelentemente grabado en cuanto a sonido, estructuras, ejecución e idea general, y toda una celebración musical que afortunadamente no se verá eclipsada más de la cuenta por la puesta en escena.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.