“Moon Music” es la canción más bonita que ha escrito Coldplay desde sus primeros discos. Aquel momento en que Chris Martin y los suyos siquiera soñaban con ser una banda de estadios. Todos a mi cuello. Vale, pero “Moon Music”, que da nombre a su nuevo trabajo, es una travesía apacible que desemboca en una melodiaza. ¡Está hecha junto a Jon Hopkins! Debe inspirarle también a él la banda británica, pues hacía mucho que el productor no transitaba el formato tres minutos, que aquí son casi cinco; anda metido, ya saben, en una meditación perenne (“Ritual”, 24).
Hay muchos que han dejado de amar a los de Martin desde que se separaron de la senda de sus primeros álbumes. Desde que se subieron a las modas, se les fue de las manos la pretensión o amasaron éxitos en los más variados géneros. La realidad: sin todos esos virajes, Coldplay no podría haber hecho cuatro fechas seguidas en Barcelona, como pasó en 2023. Aquel conjunto de conciertos fueron memorables, y son parte de una gira (“Music Of The Spheres Tour”) que ha hecho historia. Esa misma gira ha sido el pretexto bajo el que su cantante ha anunciado —como también medio canta, “estamos cercanos al final”, en el corte que abre el disco— el final de la banda. Nada, que harán doce álbumes “propiamente dichos”. “Es muy importante que tengamos ese límite. Sólo hay siete Harry Potter. Sólo hay doce álbumes y medio de The Beatles, más o menos lo mismo para Bob Marley, todos nuestros héroes”. Con “Moon Music” van diez. ¿Disco cada tres años? Menos de una década de Coldplay. Justo en –uno– sus mejores momentos.
“Moon Music” es un momento de balance. Tienen todos los hits del mundo para crear un setlist histórico. Pero deciden volver a las canciones sencillas. Este es un largo lleno de canciones. De vaivenes vocales de Chris Martin, de estribillos dulzones, de cuerdas. Incluso de armonías a la The Beatles (“All My Love”). Y de alguna que otra colaboración, tampoco demasiado altisonante, en equilibrio con el conjunto, como las de “We Pray”.
Es que hasta las más horteras, como la setentera y funk “GOOD FEELiNGS” o la altermundi “One World”, funcionan. Pese a Max Martin, productor entre muchísimos otros nombres de Katy Perry, Avril Lavigne o Pink, todo es más comedido de lo esperable. El último largo de la banda tiene además sus incógnitas. Sus rinconcitos. Como esa medio ambient “Arcoíris” (realmente, un emoji de arcoíris por título; ya saben, no siempre Coldplay puede escapar de ser Coldplay). Y por supuesto, momentos AOR que ya estaban en directo, y que sobre pletina son deliciosos: dígase “iAMM”. Sólo confunde la “reina de la pista”, la perfecta para una sesión de spinning, “AETERNA”.
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