Después de una prometedora demo autoeditada que nos puso los dientes muy largos, los barceloneses Coherence publican un rutilante primer largo titulado “Estímuls nocius”. Los cuatro jóvenes miembros de la banda provienen de proyectos como Eagers y Chain Reaction, donde aprendieron el abecé del hardcore, y ahora han evolucionado y ampliado su propuesta.
Producido por Eric Fuentes (The Unfinished Sympathy) y grabado en Lluerna A/V (Cala Vento, Salvaje Montoya), “Estímuls nocius” encaja de maravilla en el revivalismo emo punk actual, el de Sport y The Hotelier, y comparte coordenadas (e idioma) con otras bandas catalanas como L’Hereu Escampa y Llacuna. Para entendernos, en su puesta de largo podemos hablar de emo porque han heredado las formas de bandas como The Promise Ring y The Get Up Kids (los punteos cruzados de “Altre cop”, los coros adictivos de “Llamps”) y también por sus letras más personales e incluso confesionales (“La teva mirada”, “Percepció del dolor”). Dicho esto, lo mejor del largo debut de Coherence es su personalidad. Lejos de limitarse a los clichés de un solo género para encajar en una u otra escena o público, los cuatro miembros de la banda asimilan mil y una influencias, no estrictamente emo (la inicial “Ciutat Malalta”, por ejemplo, es un cañonazo indie rock con ecos a los Radiohead más guitarreros y una letra muy crítica con la Barcelona que da la espalda a los vecinos y se vuelca en el turismo).
Resumiendo, Coherence consiguen a la primera, que no es nada fácil, un disco muy suyo, variado y por momentos inclasificable, con un sonido impecable y detalles impresionantes (“No més drames”, “Wellington”). Muy buen trabajo.
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