El estreno de Clara Mann es una de las más agradables sorpresas acontecidas en lo que va de temporada, con la artista entregando diez piezas de sensibilidad extrema que transitan por unos terrenos semidesnudos desde los que emociona con su trazo clásico. Una bonita voz con más matices de los que podría parecer en una primera escucha marca el devenir en unas canciones en las que la instrumentación parece sonar en la lejanía, casi como un complemento tan secundario como en la práctica necesario para dibujar cada uno de los lienzos en cuestión.
“Rift” es un disco de mimbres delicadísimos, elaborado a fuego muy lento, con una paciencia y honestidad casi palpables como emociones que destinan las propias canciones. Es en ese ritmo, pausado, mecido y que acoge al oyente con hospitalidad, es en donde este trabajo gana enteros a cada escucha, hasta mutar en una obra recomendable para resguardarse de frialdad, vulgaridad y frivolidad. Son las emociones que despiertan piezas como “Remember Me (Train Song)”, “'Til I Come Around”, “Doubled Over”, “Driving Home The Long Way”, “Oranges” o “The Dream”.
El realista debut en formato largo es un álbum para colocar cerca de los de Aldous Harding, Adrianne Lenker, Karen Dalton, Cat Power, Joni Mitchell, Elliott Smith, Marissa Nadler, Jessica Pratt o Judee Sill, que prueba la habilidad de Clara Mann para construir un disco casi acústico que no solo evita caer en el ostracismo, sino que, apostando por una fragilidad dolorosa y casi orgánica, mantiene intacto su interés desde la pieza inicial a la final. Un nombre a tener muy en cuenta, desde ya, dentro de esa liga específica en la que juega la cantante franco-británica.
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