Capfico

Titula cada canción con una sola palabra. Igual que el álbum. Los mimbres son siempre escasos. Sus discos, espaciados: cuatro en 18 años. Ocho ya desde el último. La valenciana (de Oliva) Clara Andrés tiene claro que el mundo ya rebosa de ruido, que son muchos los discos, los libros y las películas que son absolutamente prescindibles para todo quisque menos para quienes los hacen y sus familias y amigos. Aunque por su escasa repercusión pueda parecerlo, los suyos no lo son, desde luego, porque solo los compone y publica cuando sabe que tiene algo importante y bello que decir, y no cuando se supone que toca. Los reconocimientos que ha obtenido (premis Ovidi y Martí i Pol) no han ido parejos en cuanto a discos vendidos o cortes escuchados en streaming. Y eso clama al cielo, aunque esta no deje de ser una opinión muy personal. Como cualquier otra.

Este cuarto álbum, con Estela Tormo (Júlia) a la coproducción y leves arreglos electrónicos, con quien ya trabajó en el proyecto conjunto "L’eix radical" (2019), es otra absoluta delicia, aún más refinada que cualquiera de los anteriores. Un dechado de delicadeza, sutileza, minimalismo, sensualidad y halo poético. Folk pop sui géneris, con algún guiño a la bossa (“Mans”, “Dins”), un amago de hit (“Primavera”) o confesiones que recuerdan por cadencia y tesitura vocal a otra mujer que solo abre la boca en público para dejarnos de piedra: Cristina Lliso. Así que si te gustan el primer Ben Watt, los Kings of Convenience, Bart Davenport o Esclarecidos, pongamos por caso, este disco te atrapará. Seguro. Son 22 minutos de cielo en la tierra.