Imagen atractiva, un productor mediático como Alex Kapranos de Franz Ferdinand, y una serie de adelantos demoledores… Citizens! lo tenían todo de cara para triunfar sobradamente con “Here We Are” (Kitsuné, 12), su primer disco. Una obra a la postre situada ligeramente por debajo de las enormes expectativas, que en cualquier caso cumplió con el propósito de conquistar a un público numeroso, sobre todo en la Inglaterra original del grupo.
Ahora la premisa de la banda ante su segunda entrega resulta evidente e indisimulada: rematar la conquista iniciada tres años atrás para alcanzar la primera línea de popularidad. Así el quinteto ejecuta una estrategia bien estudiada de antemano, que abarca desde el siempre exportable paradigma de modernidad londinense (el grupo incluso ha sido reciente reclamo en Reino Unido de una conocida cadena de ropa española) hasta la propia elaboración de un sonido apetecible para todos los estratos. Ambos aspectos confluyen y se concretan en un álbum ligero y contemporáneo, donde el indie-pop electrónico del combo se nutre más que nunca de tecnología para apuntar firmemente a la pista con intermitentes ramalazos funky y ochentas.
Un total de once canciones (quince en la edición de lujo) alejadas de cualquier complejidad, además de adornadas con estribillos inmediatamente adictivos y estructuras similares entre sí guiadas por una definidísima producción. Es el caso de piezas como “My Kind Of Girl”, los sencillos “Waiting For Your Lover” y “Lighten Up”, “Trouble”, “Xmas Japan” o la destacada “Brick Wall”, donde romanticismo e incitación al baile comparten protagonismo en clara avenencia. El combo culmina pretensiones con un trabajo tan efectivo y resultón como en realidad carente de cualquier trascendencia real, con el vocalista Tom Burke alternando encanto y reiteración a partes iguales.
Citizens! no incomodan con “European Soul” (Kitsuné/Sony Music, 2015), e incluso el plan resulta simpático así como apreciables las aptitudes de la formación a la hora de llevarlo a cabo. Pero a cambio no consiguen seducir más allá del aquí y ahora, como sí sucediese durante buena parte de su debut, donde composiciones tan acertadas como “True Romance”, “Reptile”, “Monster” o “Caroline” lucían con fuerza.
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