Never Going Under

A pesar de las bajas temperaturas del mes de enero, Kieran Shudall y compañía nos demuestran que son unos sunseekers de manual en su quinto álbum de estudio, “Never Going Under”, una divertida y fresca muestra de cómo tirar de topicazos indie en pleno 2023 y no sonar exageradamente desfasados. Porque sí, esos punteos juveniles, esas bases luminosas y esas letras descaradas no son precisamente la última moda, pero para aquellos que aún sientan que el indie británico alcanzó su particular peak a principios de la década pasada y echen de menos las vibraciones que propiciaban aquellos exponentes del género, el último trabajo de Circa Waves dará exactamente en la diana.

A priori podemos sentir que estamos ante un álbum facilón y entretenido pero sin mucha carnaza emocional detrás. Sin embargo, ni ese ímpetu naíf ni esos aniñados fulgores que tiñen el sonido de sus principales cortes deben de disuadirnos del verdadero trasfondo que “Never Going Under” posee, pues el conjunto liverpuliano, con Shudall ya convertido en principal productor y mente creativa de las canciones, erige con acierto y comedida innovación una serie de proclamas en las que tan pronto abarca la añoranza del hogar propio (“Northern Town”), como reflexiona sobre el exceso de masculinidad tóxica de nuestros días (“Your Ghost”).

Fruto, sin lugar a dudas, de ese vuelco emocional que ha supuesto en la vida del vocalista y líder de la banda el hecho de haberse estrenado recientemente como padre, el disco de Circa Waves también se hace eco de las nuevas preocupaciones e inquietudes que sacuden la mente de Shudall, quien ahora examina y ahonda en sus temas acerca de cuestiones medioambientales o climatológicas, tratando de hacernos recordar el mundo que le estamos dejando a nuestros hijos (“There goes another one, a father to a son, a friend to a friend. And another waste of time as politicians lie again and again”, canta airadamente en “Hell On Earth”).

La madurez, como piedra de toque en la trayectoria de Circa Waves, no obstante, tampoco les librará de ofrecernos lo que muchos hemos venido a buscar: piezas pegadizas, rápidas y enérgicas que nos hagan bailar, tamborilear los pies contra el suelo y disfrutar de esa cara amable que algunas bandas de pop británico continúan ofreciendo. Así es como, sin atisbo de defraude, nos entregamos sin cuestión alguna ante cortes que nos recordarán a laureados nombres del indie-pop de toda la vida, como Two Door Cinema Club (“Do You Wanna Talk”) o Phoenix (“Carry You Home”). Líneas a las que aferrarse dentro de un aceptable y correcto trabajo, henchido de positivismo y resiliencia, y con el que la formación busca dibujar un punto y aparte con respecto a su anterior etapa, sintiéndose determinante y segura a la hora de afrontar este intenso proceso de transición profesional que se les plantea por delante.