Han ido dosificando su música en pequeñas entregas desde su primera referencia, "I.", publicada en 2012, mientras sus fans crecían de forma casi exponencial por todos los rincones del planeta. Ahora, Cigarettes After Sex se enfrentan al siempre arriesgado ejercicio del primer álbum con el añadido de ser uno de los hypes de la temporada. Tras el éxito cosechado en temas como "Nothing’s Gonna Hurt You Baby" o "Affection", el trío capitaneado por Greg Gonzalez pone toda la carne en el asador con este trabajo homónimo, afianzándose así como una de las grandes revelaciones del pop minimalista de guitarras.
Estamos ante un álbum que se zambulle por completo en la sonoridad de sus anteriores trabajos, deudora de bandas como Red House Painters, Cocteau Twins o incluso de Francoise Hardy. Redobla la apuesta en sus puntos fuertes, concentrados principalmente en los sutiles pero certeros ganchos melódicos, sin olvidar la presencia vocal de Greg, presentada como un suave y clarividente susurro. Los pasajes más brillantes tienen mayor protagonismo en la primera mitad con mención especial a "Sunsetz" o los singles "K." y "Apocalypse", dejando un listón muy alto que acaba decayendo en cortes más insulsos como "Opera House" o "Young & Dumb".
En sus letras el amor lo baña todo. Basándose en experiencias y recuerdos propios, Greg construye una narrativa que opta más por lo concreto que por el doble sentido, en donde el tipo de amor que explora comprende encuentros fugaces pero apasionados como en "Truly", o relaciones más longevas como ocurre en la antes citada "Sunsetz". Ambas propuestas fluyen siempre en un tono nostálgico, ajustándose perfectamente a la estética monocromática de sus portadas y del grupo en general. El resultado, en todo caso, son diez baladas románticas y sombrías cubiertas por una espesa niebla mañanera de dream pop y slowcore.
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