Cierra la puerta al salir

Los conceptos de “tranquilidad” y “comodidad” quizás sean los que con mayor precisión definen a las Nosoträsh de 2005. Por fin, todo va bien y hacía tiempo que no se las veía así. Tan seguras están que cuesta imaginar, ahora mismo, coordenadas mejores para ellas (fin de la catarsis, producción de Pedro Vigil y Xel Pereda, grabación en Gijón), tan inquebrantables se sienten que incluso hablan y actúan en plural, sintiéndose una.

Es momento de mirarse el ombligo y dejarse aconsejar, de recoger afecto a cambio de soles, síes, arrullos suaves y alguna que otra cálida caricia. “Cierra la puerta...” es “Popemas” sin el camisón, en canciones de tres minutos como las de “Mi vida en un fin de semana”. Es premio seguro para quienes han seguido de cerca el trayecto musical de Nosoträsh: “Pez globo”, con acordeón, bongos y glockenspiel, para los más popémicos, “Funambulista”, a piano y dos voces, para los lunáticos y los veganos, “Vermú” para los que prefieren la seda natural, “Visita” para los que recuerdan el trotar primitivo de “Gloria”, “Planes de batalla” y “Rancherita” para quienes anteponen la acción al ibuprofeno y el válium... “Luciérnaga”, al fin, para los que ansían una canción que les acompañe el resto de su vida, un “Punk Rock City” que no se disipe con el tiempo. Algo que se convierta en pretexto para volver a escuchar este álbum dentro de diez años, y que lleve en su ADN el cabal posicionamiento de un disco que, entonces, seguro lamentaríamos no haber conocido.