Alcanzar el cielo sin dejar de tener los pies en la tierra. Chvrches buscan rejuvenecer su sonido con “Love Is Dead”, propulsar una carrera honesta y cuidada que aplaudimos desde los comienzos. En esta nueva etapa nos encontramos a la banda con ganas de romper barreras, de llegar a un público mucho más amplio a través de letras y sonidos sencillos, de convertirse en la voz del pueblo. Para muchos va a ser difícil asumir que la banda se encuentre en plena búsqueda de la fórmula perfecta para colarse entre las masas. Que, como han comentado en algunas de sus últimas entrevistas, este impulso y crecimiento de las nuevas canciones les hayan devuelto las ganas de crear, la ilusión inicial por el proyecto que creían perdida tras la gran acogida del fantástico “Every Open Eye” (Virgin Records, 2015) y el desconcierto de encontrar el siguiente paso a dar.
Para lograr todo esto han decidido recurrir a Greg Kurstin como apoyo en la producción. Una de las grandes figuras que consiguió en 2015 que Adele diera el salto definitivo al pop de forma brillante con “25”. La base instrumental de Chvrches sigue siendo la misma, unos adictivos sintetizadores y una potente percusión que baila con ellos de principio a fin. Sin embargo, si es cierto que en muchos de los temas nos encontramos recursos y propuestas sonoras pre-fabricadas características de esas canciones llena estadios que buscan alcanzar. Como, por ejemplo, repeticiones tediosas tanto en letra como a nivel instrumental (“Forever”, “Deliverance”) o estribillos de carácter épico que poco tienen que ver con la banda (“Miracle”, con la producción de Spike Stent figura que ha trabajado con Muse, Goldfrapp o Taylor Swift). Aún así, también existen grandes momentos de luz en esta nueva etapa. Esa apertura con “Graffiti”, que se cuela dentro de ti desde la primera escucha, está repleta de fotografías que resumen a la perfección el imaginario del álbum y además conserva la esencia sonora de Chvrches. En “My Enemy”, junto a Matt Berninger, se pasan al lado oscuro y presentan el rostro más melancólico de la banda. Fórmula que vuelven a repetir en “Really Gone”, el himno emo del álbum que poco tiene que ver con el pop luminoso que se fuerzan a alcanzar. Con “Graves” firman uno de los temas más interesantes del disco, pop en estado puro en el que nos encontramos un mensaje claro basado en el agotamiento político actual y esa búsqueda de los jóvenes de una pronta renovación. Y, por supuesto, no nos podemos olvidar de los temas que sirven como engranajes y sustentan la esencia y sonido de esta era, como son “Never Say Die” o “Get Out” (primera canción que grabaron con Kurstin y de la que salió todo lo demás).
“Love Is Dead” habla de los rencores, las relaciones tóxicas, alcanzar la madurez, de ser quien verdaderamente quieres ser y no lo que los demás piensan de ti. A Lauren siempre le ha gustado soltar todo lo que lleva dentro en forma de canciones. Rasgarse las venas con las letras relatando historias de amor, buscar la catarsis, la renovación. Y bueno, sí que es cierto que en este caso “Love Is Dead” es un álbum algo más pobre que los anteriores, sencillote, con carencias, y que casi peca de una literatura demasiado adolescente para la previa, e impecable, trayectoria del grupo. Eso sí, se han aplicado muy bien el cuento de no ocultar al mundo lo que a día de hoy les gustaría ser, lo que buscan transmitir firmando una propuesta tan fácil de consumir y adornada a la perfección para venderla al gran público. En una de sus últimas entrevistas decían que les habían sobrado demos suficientes de este disco como para grabar un álbum entero a guitarra. ¿Cuál será el siguiente paso tras la búsqueda del gran salto mortal hacia las masas? Al menos el resultado final de este criticado movimiento no ha destrozado la esencia tan personal de la banda y han firmado algo digno. Eso, ya es mucho.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.