En la guitarra flamenca, hay músicos que se quedan en territorio exclusivamente flamenco, o interpretativo, y los hay, como es el caso de Juan Gómez, “Chicuelo” (Cornellá de LLobregat, 1968), que, como si fuese un hombre del Renacimiento, toca todos los palos, y nunca mejor dicho. Desde su primer germen, en este caso la composición, pasando por todos los arreglos, hasta la producción, está a la mano del propio creador, lo cual da como resultado un material coherente y muy compacto.
“Uña y carne” es su segundo trabajo después de once años de silencio en solitario. Por supuesto, a lo largo de este tiempo, no ha dejado de colaborar en mil y un proyectos, tanto para el mismo gremio de la guitarra como para el baile y el cante. Y es que Chicuelo tiene esas dos vertientes sólidas en su personalidad, la de ser un fantástico solista y la de acompañar al cante de la mejor forma posible. Nos lo demuestra en este álbum, producido por Accords Croisés y editado por Discmedi y Taller de Músics. Para darle forma cuenta con una serie de músicos de la escena jazz que dotan a su trabajo de una dimensión absoluta y profunda (Carlos Sarduy a la trompeta; el gran Carles Benavent al bajo y el violonchelista Martín Meléndez, entre otros).
Chicuelo recopila aquí bulerías, tangos, rumbas, tanguillos y rondeñas, completando el conjunto con una guajira y una sevillana, notas discordantes al no ser piezas que normalmente aparezcan en este tipo de obras. En todo caso, le agradecemos que abra el espectro de cantes y compases posibles y que, de ese modo, dé a conocer el universo sonoro del propio flamenco. El resultado es un disco lleno de matices, maduro y que muestra una vez más esa versatilidad propia de la marca Chicuelo.
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