“Hearts” era un disco hermoso y potente que sobrevolaba -término de lo más apropiado a la hora de hablar de la gaseosa propuesta de Maria Lindén y Fredrik Balck- una serie de influencias sin terminar de aferrarse demasiado a ninguna. Lo defendí en su momento y creo que aún se defiende muy bien por sí mismo. Pero sería absurdo no reconocer que I Break Horses no ha funcionado de la manera que cabía esperar, en parte porque María, de naturaleza huidiza, no apostó abiertamente y desde un primer momento por el directo. Y en estas, casi tres años más tarde, aparece “Chiaroscuro”, colección de canciones en consonancia con lo que el dúo sueco ha decidido ser: delicatessen para (unos pocos) oídos selectos. Aunque en esencia sigue siendo un laborioso trabajo de dormitorio, la grandilocuencia de su debut da paso a cierta contención en las formas y, en líneas generales, el sonido encaja mejor en el corsé del electropop épico y ochentero. Repliegue táctico.
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