Siempre en el ojo del huracán, Tyler The Creator disfruta viviendo al limite (en Coachella dio uno de los mejores conciertos del evento, pero sus insultos al público de la zona vip empañaron la actuación). Ahora, esta suerte de Leonardo Da Vinci del rap actual (toca, canta, produce, diseña sus portadas e incluso dirige sus clips) nos presenta su cuarto trabajo tras la repercusión de “Goblin” (11) y “Wolf” (13). Esta vez Tyler se ha rodeado de teclados y cachivaches varios y mucha imaginación para dar forma a un disco complejo.
“Cherry Bomb” es un trabajo de difícil acceso, pero una vez dentro no cabe duda de que es muy disfrutable. En los singles previos “Deathcamp” y “Fucking Young” ya vimos que la cosa prometía, pero en el álbum Tyler todavía se muestra más inquieto, incluyendo en su universo psicodelia, rock, jazz, techno, funk e incluso punk. En nada se parecen "Cherry Bomb", cercana al sonido enérgico de The Prodigy con "Smuckers", la pieza más Gfunk del álbum. Por no hablar de esa genialidad cercana al indie rock más ensoñador con la que cierra el disco: “Okaga, Ca”, siente minutos sublimes y mágicos con los que Tyler logra descolocarnos definitivamente a todos.
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