Mientras Sonic Youth continúa en estado de barbecho indefinido con el futuro de la formación dibujándose cada vez más improbable, Thurston Moore se inventa un nuevo proyecto en el que dar salida a un conjunto de canciones que bien podría haber incluido el hipotético decimoséptimo disco de estudio de la banda neoyorquina. Composiciones densas, guitarras gruesas, distorsiones retorcidas y extensos y enfurecidos desarrollos que desembocan en ininterrumpido y gozoso torrente eléctrico. Formas y maneras que no buscan la sorpresa, sino que reinciden en un sonido madurado con los años y que mantiene una vigencia eternamente juvenil y una energía que acerca a estos Chelsea Light Moving a Mudhoney, los propios Youth o a Dinosaur Jr. Por tanto, un debut homónimo que resulta ser apuesta segura para los seguidores del género y para todos aquellos que quieran aliviarse del vacío dejado por Sonic Youth.
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