Segunda (y esperada) entrega de Noel Gallagher en solitario tras la disolución de Oasis, de nuevo presentada junto a sus High Flying Birds. Un trabajo que mejora las sensaciones motivadas hace menos de cuatro años por un cumplidor debut homónimo, en un disco con mayoría de aciertos siempre templados con la inconfundible impronta del inglés.
“Chasing Yesterday” sigue sin demasiado disimulo la estela dejada por el desaparecido grupo de Manchester, asumiendo además ramalazos de electrónica y psicodelia que actualizan y enriquecen el indie pop-rock de corte británico manejado por el guitarrista. El compacto se inaugura con “Riverman”, habitual medio tiempo épico y emotivo tan del gusto del autor, y que en sus acordes iniciales saquea directamente a “Wonderwall”. Una tendencia que, en la línea de clásicos como “Don’t Go Away” o “Little By Little”, se repite en otras piezas de similares características e igualmente logradas como “The Girl With X-Ray Eyes” y “The Dying Of The Light”. Inteligente estratega, el artista apuesta por la suave psicodelia de “The Right Stuff” como espléndido ecuador, aportando así un soplo de aire fresco a la unidad. El camino también incluye cortes tan incontestables e inmediatos como el single “In The Heat Of The Moment”, la eléctrica “Lock All the Doors (casi un latigazo de power-pop), “While The Song Remains The Same”, “You Know We Can't Go Back” -que recuerda al “I Hope, I Think, I Know” incluido en el infravalorado “Be Here Now” (Creation, 97)- o “Ballad Of The Mighty I”, con la palpable colaboración a la guitarra del ex Smiths Johnny Marr cerrando majestuosamente la referencia. Por su parte “The Mexican” es el elemento más flojo del lote, deudor de The Rolling Stones pero más apropiado como aceptable cara B.
No busquen aquí grandes novedades, porque Noel Gallagher aprovecha la ocasión para reencontrarse con su talento compositivo haciendo lo que mejor sabe, al tiempo de evidenciar su (por otro lado consabido) limitado recorrido vocal como intérprete. La nueva obra del mancuniano puntúa alto gracias al propio acierto de sus elementos y, tal y como viene siendo habitual, resultará tan carente de interés para los detractores del músico como jugoso para sus fans. Es la virtud y defecto de una obra funcional que, de paso, incluye alguna de las mejores canciones prensadas por el mayor de los hermanísimos en bastante tiempo.
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