Montell Fish mantiene el pulso e incluso lo mejora con “Charlotte”. El que se considera la segunda parte de una trilogía, basada en la destrucción y el autoconocimiento, tras “Jamie”. Recoge al músico completamente desnudo e indefenso intentando salir a la luz, ordenar el bloqueo que le muerde todo el rato el cerebro y encontrar la ansiada paz que nunca llega.
Un álbum pequeño y crudo que se gestó entre Nueva York y Paris, donde compuso algunos de los mayores temas de desamor en el estudio del popular diseñador de moda Matthew Williams al frente ahora de Givenchy. “Charlotte” prioriza la intimidad ante cualquier otra cosa y se desarrolla a través de ella. Es un disco cargado de incomprensión, tristeza, soledad… La caída al foso de una depresión generada por la ansiedad que propicia una separación amorosa. Una ruptura y un desamor que a veces es carnal y otras es fruto del proceso de perdida de fe del artista y cómo su identidad religiosa se desvanece para que el protagonista de esta historia crezca hacia otra dirección en la que se sienta más seguro (“God or the Devil”).
Para la creación de este nuevo volumen, Fish va constantemente de la mano de Jacob Portrait de Unknown Mortal Orchestra que le ayuda en el proceso complejo de aceptación. Que le empuja a construir a través de la música una especie de plataforma que le desplace hasta la siguiente fase donde poder encontrar todas esas respuestas que no han llegado hasta ahora. Pero, no es el único, también se dejar ver por allí Alex G o Daniel Caesar con el que hace casi un año tuvo una conversación crucial de más de veinte minutos en uno de los clips de video que abrieron las puertas de este disco en el que debaten sobre sus experiencias, el valor y la visión que tienen de Dios en el presente.
Fish juega en constantemente a las obsesiones, a la incomprensión y cómo todo retumba en su cabeza sin dejarle respirar. De ahí que recurra en numerosas ocasiones a las repeticiones constantes construyendo un aura insana en todo el proyecto que lidera el disco. Una energía destructiva que te sitúa en la mente de alguien que es incapaz de encontrar la salida y se siente completamente manipulado. Tras este terrible pozo, sabemos que queda una tercera parte y que en ella Fish encontrará la calma cerrando todo y alcanzando la aceptación. Realizando un reseteo para construir una nueva visión de la vida y el futuro que le espera. Mientras tanto, parece ser que prefiere seguir recreándose en el dolor, en la basura, a modo de catarsis. Para conseguir al final que el dolor sea tan fuerte, ver con distancia y que todo termine dándose la vuelta y acabe curando.
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