BRAT
DiscosCharli X C X

BRAT

9 / 10
Daniel Grandes — 07-06-2024
Empresa — Atlantic
Género — hyperpop

Charli XCX se presentó en la pasada edición del Primavera Sound —aquella que ocurrió hace menos de una semana y que parece ya una especie de arcaico evento mitológico— como una especie de faro al que mirar, como un ente omnipresente que nos hizo pensar que quizás todo aquel masificado macrofestival había estado ideado únicamente como preludio para su show. La artista británica inundó la ciudad condal de su ya emblemático verde, ya sea empapelando los alrededores del Fórum de pósters de ‘BRAT’ o hipnotizando a sus devotos para comprar camisetas de ese color y escribir en ellas cualquier proclama hedonista. La “fiebre XCX” alcanzó tal fervor colectivo que consiguió reunir a la una del mediodía a centenares de asistentes del festival —sí, aquellos que habían abandonado el festival haría apenas unas horas— en un DJ set improvisado en la Barceloneta avisando con apenas una hora de antelación. Yo fui uno de esos fieles seguidores que salió corriendo de la cama, sabiendo que aún quedaba una noche de Primavera y que sin duda podríamos llegar a arrepentirnos de ese improvisado “madrugón”. ¿Cómo podía un álbum que aún no había salido significar tanto para nosotros? ¿Cómo ha conseguido Charli XCX inducirnos en esta verdosa histeria colectiva? ¿Qué es ‘BRAT’?

Anoche por fin pudimos materializar una imagen en ese enigmático croma que la diva del PC Music decidió utilizar como portada del que se presentaba como un proyecto con el ego artístico como columna vertebral. Todos los singles que Charli había adelantado apuntaban a su faceta más narcisistamente despreocupada, utilizando los electrónicos sonidos del club como altar donde performar un auto-culto a su figura. “Von dutch” aterrizaba como la más precisa ejemplificación de este dispositivo, un tema visceralmente hedonista en el que la cantante se proclama “cult classic” mientras da por hecho que este álbum no tiene nada que demostrar pero sí mucho que celebrar. “Club classics” se adhiere a esta misma escuela de pensamiento, regalándonos un electrizante híbrido de jersey club y house —¿jersey house?— donde el hedonismo-dance coreografía un homenaje a todos los astros que orbitan alrededor de la estrella. La artista nombra a todas sus productoras y amigas (a sus amigas-productoras) mientras pinta en este himno su particular “Escuela de Atenas” de Rafael.

Sin embargo, la mayor virtud de ‘BRAT’ la encontramos en la valentía con la que Charli juega con las expectativas sonoras y temáticas que uno podría tener sobre un disco que se había presentado —literalmente— como una enérgica boiler room. Aún desplegando una irresistible batería de sintetizadores marca de la casa Gesaffelstein (¿quién si no?), en “b2b” la cantante ya nos daba ciertas pistas de algunas de las grietas emocionales que acabarían vertebrando esta montaña rusa de bipolaridades. Mientras asegura querer dejar atrás una relación, Charli defiende que no quiere dejar a un lado sus inseguridades (“I don’t wanna feel fearless”). Este adelanto, en perspectiva, acaba entendiéndose como un pequeño caballo de Troya que —paradójicamente— concentra la esencia de “BRAT”. La reina del (hyper)pop podrá sentir que cada tema que saca será inmediatamente un clásico, pero sigue sintiéndose insegura comparándose con otras chicas. Así nos lo cuenta en “Sympathy is a knife”, un bombardeo de graves que supone la metáfora perfecta de una lucha interna con una misma —“volatile at war with my dialoguе”—, de una Charli a punto del colapso que demuestra que el club también puede hablar de Charlotte. Si la cantante citaba en “Club classics” a George como una de esas figuras fundamentales de la escena electrónica actual, ahora le reclama como su prometido en busca de una mano amiga en una tormenta ensordecedora que, como siempre, lleva a la calma.

“I might say something stupid” es, por encima de todo, el tema más hermoso que jamás nos haya regalado Charli. Gesaffelstein apunta prácticamente al ambient en una balada que se olvida de cualquier DDJ y pone bajo el foco una faceta de la artista radicalmente opuesta a la que se presentaba en los anteriores temas. Las contradicciones son uno de los leit motifs de un proyecto humanamente inestable. Mientras en “360”, una pasarela de autoestima estilizado y divas de Internet, la cantante afirma que es imposible que uno pueda mirarse al espejo sin verla a ella, en “I might say something stupid” afirma que verse a ella misma en el espejo supone una tortura para una Charlotte no se cree lo suficientemente famosa (“I'm famous but not quite”). Charli asegura no sentirse nada especial y estar interpretando un papel en un audio de Whatsapp rotundamente emotivo e impecablemente producido. “I think about it all the time” es otra más de estas confesiones en crudo, una carta de amor a una maternidad por la que la cantante se siente conflictuada. Puede que nunca hubiéramos escuchado la voz de Charli de esta forma, tan humanizada y desnuda de artificios, tan sincera y vulnerable. ¿Quién iba a esperar esto en su supuesto retorno al hyperpop?

“BRAT” no es tanto una reconquista del sonido electrónicamente festivo de ‘how i’m feeling now’ (20) como una celebración de todas las estéticas que han vertebrado la discografía de Charli, convirtiendo el LP en una especie de ‘The Eras Tour’ particular. Un servidor piensa ahora que el gesto de cambiar todas las portadas de sus anteriores trabajos por el formato de ‘BRAT’ —fondo de color y letra desenfocada— no tiene tanto de broma promocional como de declaración de intenciones. Uno escucha el house descafeinado de “Talk talk”, producido por Hudson Mohawke, y se ve transportado a esos pegadizos himnos que Charli nos regaló en la década pasada. “So I”, además de aportar a esta desmitificación del mito (“you’re a hero, I’m a human”), recuerda con su onírica melodía a baladas pasadas como “party 4 u” o “Constant Repeat”. “Rewind”, una de las piezas en las que la voz de AG Cook se hace más ensordecedora, despliega un PC house en el que alguno podría llegar a escuchar los coros de “Inmaterial” de SOPHIE acompañando a la voz de Charli. “Girl, so confusing” —tema supuestamente dedicado a Lorde—, “Mean girls” y “Apple” también tienen algo de ese sonido fantasmal encerrado en una electrónica-pop propia de los tiempos de Black Eyed Peas. Charli no apunta en ‘BRAT’ al sonido del club, sino a los sonidos del club (que, en el fondo, siempre han sido los suyos).

La cantante se viste de verde y no de negro para pasar el luto de su faceta pop, una que se quedó encerrada en ‘Crash’ (22), a través de un proyecto obsesionado por encontrar lo mejor del pasado como apuesta de presente. Charli entra en su etapa manierista, estirando su registro vocal al máximo y apostando desde la producción por experimentos como “Everything is romantic”, para un servidor una de las indiscutibles joyas de la corona. La británica saca su faceta más motomami —¿“Jesus Christ on a plastic sign” o “Camarón en la guantera”?— en un tema en constante metamorfosis. La orquesta que inauguraba su “Baby” se transforma en un electrónico funk brasileño que parece haber brotado de algún remix no-oficial de Soundcloud. Acierto total apostar por El Guincho para construir el tema más esquizofrenicamente contemporáneo de ‘BRAT’, uno que consigue colocar a Charli en un punto medio entre el rap y el coro como fórmula para alcanzar el más poderoso romanticismo-XCX.

‘BRAT’ termina siendo un álbum capicua, pues su último tema “365” se presenta como una reescritura-remix de “360”. Si solamente una canción antes Charli dudaba sobre si ser madre o no, la diva pone punto final a su álbum preguntándose si meterse o no una raya de cocaína antes de pulsar el gatillo de un espectáculo de pirotecnia a lo AG Cook que nos devuelve al insuperable epílogo de “visions”. Comparto cada palabra de la moraleja que nos parece regalar la cantante en ‘BRAT’: lo importante no es lo que ocurre en una noche de fiesta, sino cómo empieza y cómo acaba. Habiendo salido hace apenas unas horas, uno se atreve aún a afirmar si este es o no el mejor álbum de Charli XCX —por supuesto que lo es—, pero es indudable que estamos ante el proyecto más (y al mismo tiempo menos) autoral de una artista que intenta evaporarse entre los focos del club mientras no puede evitar deshacerse de sus inseguridades materiales. Uno acaba deduciendo que es verde-croma que tanto nos ha obsesionado responde quizás a un intento por desaparecer sin tener que hacerlo del todo. Si hay alguien en este planeta que pueda proyectar su imagen en cualquier croma sin necesidad de tecnología, esa es Charli. “When you're in the mirror, do you like what you see? / When you're in the mirror, you're just looking at me”. En ‘BRAT’, Charli nos regala su imagen y su persona, su pasado y su futuro.

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