Su aguijón es rollo cañón de Navarone; es de los que atraviesa chaquetas de chándal, chupas de cuero con remaches de metal y hasta neoprenos antiadherentes de grosor petrificante. Viene afilado y cargado de mala leche y la descarga es potente, con altas dosis de toxicidad. La banda, apunta y dispara a quemarropa ante nuestros ojos almibarados e incrédulos bajo el influjo de una realidad que asfixia, y se extiende hacia fondos distópicos. Me recuerdan un poco a aquello que dijo una vez Chuck D acerca de que el rap era la CNN de la joven América negra. Pues Chaqueta de Chándal me parecen el altavoz de esa juventud hastiada, manipulada, que es imposible que acceda a la verdad (¿acaso importa?) y que mira el futuro con las manos en los bolsillos (cargados de pastillas) y la mente anestesiada por una constante sobredosis de ficción.
Guillem, Natalia y Alfonso ponen banda sonora a ese apocalipsis con tonos grises que se repinta delante de nuestras pupilas. Los sintetizadores de Guillem suenan oxidados y estridentes, poseen espíritu estroboscópico y una caudalosa polifonía de iras, ironías y humor negro. Las guitarras de Natalia apuestan por más distorsión y esta vez se emparejan con resonancias grunge, creando junto a Guillem, una marea de sonido flecha, que puede asemejarse al cargador de una Uzi apuntando a una diana diseñada por Noam Chomsky. Las melodías se relamen en un pop que tiene la calidad de ser martillo o jabón. De esta última a veces me evocan a los Redd Kross de “Phaseshifter”. Y con todo esto Alfonso coreografía una descarga rítmica que doma y somete con temple las estiradas sónicas de sus compañeros.
Este disco es molesto, no se adhiere fácilmente y seguramente herirá muchas sensibilidades. Yo me alegro de que así sea (y que vengan muchos más) y que las cosas se puedan decir sin pelos en la lengua (de momento). Me sumo a su reivindicación y surfeo su ola de música hecha con el corazón y los ovarios. Una propuesta artística que refleja con sonido y palabras una realidad que nos oprime y nos ningunea. Ya lo dicen ellos: Futuro, tú antes molabas.
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