De aquel escurridizo “A Lesson In Crime” en forma de EP con el que se presentaron los canadienses cargados de mala leche y abrasividad en piezas que a duras penas superaban los dos minutos de duración poco queda. Cuando debutaron con el largo “Elephant Shell” se desinflaron con la miel del éxito (siempre relativo) en los labios. Y con “Champ”, el álbum que ahora nos ocupa, muy a su pesar corren la misma suerte. Bien es cierto que con temas como “Favourite Colour” (podría ser un regalo envenenado de Los Campesinos!) o “Breakneck Speed” elevan el vuelo del disco, pero si tuviéramos que enumerar el número de bandas que comparten el mismo genoma que ellos no acabaríamos nunca. He aquí el problema: más allá de la corrección no consiguen destacarse de sus competidores a pesar de que los textos de David Monks en esta ocasión están más inspirados. Como elemento novedoso a tener en cuenta habría que señalar el uso de sintetizadores enaltecedores en “Bambi” (¿alguien dijo New Young Pony Club?), “Not Sick” o “Frankestein”. Pero tristemente, más allá de esto, Tokyo Police Club están condenados a sobrevivir en la letra pequeña de los festivales veraniegos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.