Seis meses en Berlín no sirven para nada. Visitar un par de historias, recorrer los adoquines del antiguo muro en bici, hacer un curso de alemán para extranjeros, y acabar sin tener ni papa… Aquello es complejo e incomprensible en tan poco tiempo: sólo el mapa del metro ya da dolor de cabeza. Eso sí, los hay que con menos tiempo pueden dar un volantazo, parar y verse con perspectiva, espiar por un agujerito a los suyos y dedicarles la más honesta de las canciones. Sí, Maria Coma ha conseguido todo eso en medio año, además de pasarse por el forro los límites de la canción y fabricarse su propia banda sonora, entre el pop y la contemporánea. Con cosas de Sigur Rós y Yann Tiersen. Con pianos desatados, baterías desbocadas (tocadas por Pau Vallvé) y un nuevo instrumento, el clavi-nimbus (familia Baschet). Por si todo esto no fuera suficiente ha compuesto lo mejor, “Schöne Stille”, en alemán. Mérito.
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